LOS SANTOS Y LA
INTERPRETACIÓN DE LA ESCRITURA
Reflexión diaria acerca de
la Palabra de Dios.
La interpretación de la Sagrada Escritura quedaría incompleta
si no se estuviera también a la escucha de quienes han vivido realmente la
Palabra de Dios, es decir, los santos. Así sentencia san Gregorio Magno: “viva
lectio est vita bonorum.”
La interpretación más profunda de la Escritura
proviene precisamente de los que se han dejado plasmar por la Palabra de Dios a
través de la escucha, la lectura y la meditación asidua. Cada santo es como un
rayo de luz que sale de la Palabra de Dios
Las grandes espiritualidades que han marcado la
historia de la Iglesia han surgido de una explícita referencia a la Escritura.
- · san Antonio Abad se va al desierto movido por la escucha de aquellas palabras de Cristo: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo» (Mt 19,21).
- · san Basilio Magno se pregunta: «¿Qué es propiamente la fe? Plena e indudable certeza de la verdad de las palabras inspiradas por Dios... ¿Qué es lo propio del fiel? Conformarse con esa plena certeza al significado de las palabras de la Escritura, sin osar quitar o añadir lo más mínimo».
- · San Benito remite en su Regla a la Escritura, como «norma rectísima para la vida del hombre».
- · San Francisco de Asís, «al oír que los discípulos de Cristo no han de poseer ni oro, ni plata, ni dinero; ni llevar alforja, ni pan, ni bastón en el camino; ni tener calzado ni dos túnicas, exclamó inmediatamente, lleno de Espíritu Santo: ¡Esto quiero, esto pido, esto ansío hacer de todo corazón!».
- · Santa Clara de Asís: «La forma de vida de la Orden de las Hermanas pobres... es ésta: observar el santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo».
- · Santo Domingo de Guzmán «se manifestaba por doquier como un hombre evangélico, tanto en las palabras como en las obras
- · Santa Teresa de Jesús, carmelita, que recurre continuamente en sus escritos a imágenes bíblicas para explicar su experiencia mística, recuerda que Jesús mismo le revela que «todo el daño que viene al mundo es de no conocer las verdades de la Escritura».
- · Santa Teresa del Niño Jesús encuentra el Amor como su vocación personal al escudriñar las Escrituras: «En cuanto pongo la mirada en el Evangelio, respiro de inmediato los perfumes de la vida de Jesús y sé de qué parte correr».
La santidad en la Iglesia representa una hermenéutica
de la Escritura de la que nadie puede prescindir. El Espíritu Santo, que ha
inspirado a los autores sagrados, es el mismo que anima a los santos a dar la
vida por el Evangelio. Acudir a su escuela es una vía segura para emprender una
hermenéutica viva y eficaz de la Palabra de Dios.
Pidamos al Señor que, por intercesión de estos santos,
nuestra vida sea esa «buena tierra» en la que el divino sembrador siembre la
Palabra, para que produzca en nosotros frutos de santidad, «del treinta o del
sesenta o del ciento por uno» (Mc 4,20).
Cfr. Verbum Domini 48-49