jueves, 29 de diciembre de 2016

LA LITURGIA, LUGAR PRIVILEGIADO DE LA PALABRA DE DIOS Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.




LA LITURGIA, LUGAR PRIVILEGIADO DE LA PALABRA DE DIOS
Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.
Al considerar la Iglesia como «casa de la Palabra»,se ha de prestar atención ante todo a la sagrada liturgia como ámbito privilegiado en el que Dios nos habla en nuestra vida, habla hoy a su pueblo, que escucha y responde. Todo acto litúrgico está por su naturaleza empapado de la Sagrada Escritura:
-      de ella se toman las lecturas que se explican en la homilía, y los salmos que se cantan;
-      las preces, oraciones y cantos litúrgicos están impregnados de su aliento y su inspiración;
-      de ella reciben su significado las acciones y los signos.
-       Cristo mismo «está presente en su palabra, pues es Él mismo el que habla cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura».
La celebración litúrgica se convierte en una continua, plena y eficaz exposición de esta Palabra de Dios. Así, la Palabra de Dios, expuesta continuamente en la liturgia, es siempre viva y eficaz por el poder del Espíritu Santo, y manifiesta el amor operante del Padre, amor indeficiente en su eficacia para con los hombres».
Gracias precisamente al Paráclito, «la Palabra de Dios se convierte en fundamento de la acción litúrgica, norma y ayuda de toda la vida. Por consiguiente, la acción del Espíritu... va recordando, en el corazón de cada uno, aquellas cosas que, en la proclamación de la Palabra de Dios, son leídas para toda la asamblea de los fieles, y, consolidando la unidad de todos, fomenta asimismo la diversidad de carismas y proporciona la multiplicidad de actuaciones».
La hermenéutica de la fe respecto a la Sagrada Escritura debe tener siempre como punto de referencia la liturgia, en la que se celebra la Palabra de Dios como palabra actual y viva.
Aquí se muestra también la sabia pedagogía de la Iglesia, que proclama y escucha la Sagrada Escritura siguiendo el ritmo del año litúrgico: al conmemorar así los misterios de la redención, abre la riqueza de las virtudes y de los méritos de su Señor, de modo que se los hace presentes en cierto modo a los fieles durante todo tiempo para que los alcancen y se llenen de la gracia de la salvación».
Cfr. Verbum Domini 52