Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: Se
celebra hoy la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo, que
junto con su hermano Santiago y con Pedro fue testigo de la transfiguración y
de la pasión del Señor, y al pie de la cruz recibió de Él a María como madre.
En su evangelio y en otros escritos se muestra como teólogo, habiendo
contemplado la gloria del Verbo encarnado y anunciando lo que vio. Pidamos su
intercesión para que también nosotros acojamos a María en nuestra casa como
verdadera madre nuestra.
Señor
mío Jesucristo…
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“En
esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios;
en
que Dios envió al mundo a su Hijo único
para
que vivamos por medio de él.
En
esto consiste el amor:
no
en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino
en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como
víctima de expiación por nuestros pecados.”. 1 Jn 4,
9-10
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“Sus
mandamientos no son pesados,
pues
todo lo nacido de Dios vence al mundo.
Y
esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.” 1
Jn 5, 3-5
3. La
coronación de espinas
“En
esto sabremos que somos de la verdad,
y
tendremos nuestra conciencia tranquila ante él,
aunque
nuestra conciencia nos condene,
pues
Dios, que lo sabe todo,
está
por encima de nuestra conciencia.
Queridos,
si la conciencia no nos condena,
tenemos
confianza total en Dios,
y lo
que le pidamos lo obtendremos de él,
porque
guardamos sus mandamientos
y
hacemos lo que le agrada.
Y
este es su mandamiento:
que
creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo,
y
que nos amemos unos a otros
según
el mandamiento que nos dio.” 1 Jn 3, 19-23
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Jesucristo,
el Justo: Él es víctima de propiciación por nuestros pecados,
no
sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.” 1 Jn 2, 2
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“En
esto hemos conocido lo que es amor:
en
que él dio su vida por nosotros.
También
nosotros debemos dar la vida por los hermanos.
Si
alguno que posee bienes del mundo,
ve a
su hermano que está necesitado
y le
cierra sus entrañas,
¿cómo
puede permanecer en él el amor de Dios?.” 1 Jn 3, 16-17