Puesto que
Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano, el
intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe
estudiar con atención lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con dichas palabras.
Para captar
el sentido pretendido por el hagiógrafo el estudio de los géneros literarios y
la contextualización. Para interpretar la Escritura en el mismo Espíritu en que
fue escrita, es necesario tres criterios básicos: 1) Interpretar el texto
considerando la unidad de toda la Escritura; 2) tener presente la Tradición
viva de toda la Iglesia; y, finalmente, 3) observar la analogía de la fe.
Cfr. Verbum Domini 34