miércoles, 21 de diciembre de 2016

JORNADAS DE LOS DIVINOS PEREGRINOS JESUS, MARIA Y JOSÉ. SEXTA JORNADA



JORNADAS DE LOS DIVINOS PEREGRINOS
JESUS, MARIA Y JOSÉ

Puesta el alma en presencia de nuestros Peregrinos sagrados, harás todos los días de la novena el siguiente:
ACTO DE CONTRICCION
Señor mío Jesucristo, divino y eterno Verbo y Dios encarnado en las entrañas de María Santísima; el amor que me tienes te hizo bajar del Cielo a la Tierra, hasta ponerte en un establo. ¡Oh, cuanto siente haberte cerrado las puertas de mi corazón, dándote con ellas en la cara, haciéndose sordo a tus divinas inspiraciones y llamamientos, cuando con tanto amor viniste a los desiertos del mundo a  buscar la perdida oveja de mi alma con tantos trabajos, para llevarla a los apriscos de tu Gloria! Rompe, Señor, los cerrojos de este ingrato corazón mío con la luz y conocimiento de mi aborrecible ingratitud. Si buscas pesebre donde reclinar la cabeza,  pesebre pobrísimo es mi corazón; consume con el fuego de tu amor hasta las pajas de imperfecciones, y aparte de mí todas mis abominables culpas, las cuales de todo mi corazón me pesa de haberlas cometido contra Ti y delante de Ti, por ser quien eres. Y, pues, vienes a buscar no justos, sino pecadores, yo soy el mayor de todos, y quien más que todos te ha ofendido: confió en tu misericordia que me perdonaras y darás gracias para servirte y para saber amarte con perseverancia hasta el fin de mi vida. Amen

21 DE DICIEMBRE. SEXTA JORNADA
Contempla la sexta jornada que hicieron estos Príncipes soberanos hasta llegar al lugar donde perdieron al divino Niño Jesús a los doce años de su edad, donde podrás considerar los trabajos que padecería esta tierna y delicada Doncella en aquella ingrata tierra, ya subiendo los altos montes cubiertos de nieve, ya pasando la serranía hasta llegar a aquel despoblado sitio donde, viéndola el santo Patriarca atormentada de las inclemencias del tiempo, le rogaría que tomase algún descanso y refresco para proseguir su jornada, mientas el santo Esposo buscaba alguna sombra para aquella que a todos hace sombra con su intercesión. Contempla el dolor que padecería el Niño Dios en sus entrañas, teniendo muy presente lo que había de padecer su santísima Madre perdiéndole en aquel sitio, y el poco sentimiento que habían de tener los hombres perdiendo a Dios, su amistad, gracia y amor.
Acabarás cada día con nueve Avemarías, que rezaras de rodillas como quien va acompañando a la santísima Virgen Maria; y llegando a las palabras bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, besaras la tierra o el suelo, adorando al Verbo encarnado en sus purísimas entrañas con profunda humildad y reverencia; y esto mismo harás todos los días, y luego dirás la siguiente oración final

Oración de San Agustín a la
SANTISIMA VIRGEN MARIA
Madre de toda piedad, acordaos que desde que el mundo es no se sabe que hayáis dejado sin consuelo a quien llego a pedírosle; que no se ha oído jamás decir que quien llego a vuestros ojos con miserias dejase de salir de vuestra presencia sino remediado; y así, confiado en vuestras piadosas entrañas y afable condición, me arrojo a vuestros pies. No queráis ¡oh Madre del Verbo y palabra eterna!, despreciar mis palabras y ruegos, sino oídme propicia; otorgad lo que con lágrimas de mi corazón os suplico.
Hay concedidos 460 días de indulgencia por cada vez que se rece esta oración, pidiendo al Señor por las necesidades de la Iglesia y del Estado.