domingo, 25 de diciembre de 2016

AFECTOS Y SÚPLICAS AL NIÑO JESÚS. Oración de San Alfonso María de Ligorio

AFECTOS Y SÚPLICAS AL NIÑO JESÚS. 
Oración de San Alfonso María de Ligorio
¡Oh dulce, oh amable, oh santo Niño mío!, para haceros amar de los hombres, nada perdonasteis, pues de hijo de Dios os trocasteis en hijo del hombre y entre los hombres quisisteis nacer como todos los niños, si bien más pobre y humillado que los demás, eligiendo por casa una cuadra, un pesebre por cuna, un poco de paja por lecho. Quisisteis aparecer la primera vez ante nosotros cual pobrecito niño, para cautivar nuestros corazones desde vuestro nacimiento; y luego, durante toda vuestra vida, continuasteis dándonos cada vez mayores pruebas de amor, hasta elegir muerte desangrada y envilecida sobre un infame madero. Y ¿cómo es de los hombre, pues son tan pocos los que os conocen y más pocos aun los que os ama? ¡Ah, Jesús mío!, entre estos pocos quiero contarme yo. Os desprecié en lo pasado y, olvidado de vuestro amor, atendí sólo a mis satisfacciones, sin preocuparme de vos ni de vuestra amistad. Pero ahora reconozco el mal que os hice, del que me arrepiento y detesto con todo mi corazón. ¡Niño mío y Dios mío!, perdonadme por los méritos de vuestra santa infancia. Os amo, y os amo tanto, Jesús mío, que, aun cuando todos los hombres se separan de vos y os abandonasen, yo os prometo no abandonaros, aunque tuviese que perder mil veces la vida. Comprendo que esta luz y esta buena voluntad que ahora tengo me las habéis dado vos, por lo que os agradezco, amor mío, y os ruego me las conservéis con vuestra gracia. Con todo, ya conocéis mi flaqueza y sabéis las veces que os traicioné; por piedad, no me abandonéis, pues sería peor que en lo pasado. Permitid que os ame mi pobre corazón, que un tiempo os menosprecio, pero que ahora se ha enamorado de vuestra bondad, divino Niño.

¡Oh María, gloriosa Madre del Verbo encarnado!, no me abandonéis, pues sois madre de la perseverancia y dispensadora de las gracias. Ayudadme, y ayudadme siempre. Con vuestra ayuda, ¡Oh Esperanza mía!, espero ser fiel a Dios hasta la muerte.