sábado, 10 de diciembre de 2016

EL ROSARIO DE ADVIENTO





MONICIÓN INICIAL:
En este tiempo de Adviento, se nos invita a centrar nuestra atención en el corazón de la Virgen María donde Dios por obra del Espíritu Santo preparó una digna morada a su Hijo.  Al contemplar los misterios gozosos contemplamos como el Dios eterno se hace hombre y aparece en el mundo en la humildad de nuestra condición, y todo ello por medio de Nuestra Señora. Pidamos tener un mismo corazón con ella que dé acogida a Dios que viene a nosotros.
1 Misterio – La Anunciación
Enemistad pondré entre ti y la mujer,
y entre tu linaje y su linaje:
él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar. (Gn 3,15)
La Virgen María escucha y obedece. Ella es la nueva Eva. Si Eva desconfió y desobedeció comiendo del fruto que le ofrecía el tentador; María confío plenamente a Dios y exclamó: He aquí la esclava del Señor.  Pidamos también nosotros la gracia de imitarla para que Jesús haga morada en nosotros.

2 Misterio – La Visitación
Alégrate mucho, hija de Sión;
da voces de júbilo, hija de Jerusalén:
he aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde,
y cabalgando sobre un asno. (Zc 9, 9)
María se hace portadora de Jesús. Su visita a Isabel es motivo de gozo y alegría, gozo y alegría de Dios. Como Ella, nosotros estamos llamados a ser “portadores” de Jesús, de llevarlo al mundo, a nuestros hermanos, especialmente a los más necesitados. 

3 Misterio – El Nacimiento de Jesús
Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá;
Pues de ti saldrá un jefe que será el pastor
de mi pueblo Israel” (Mq 5,2)
Dios nace humilde, sencillo, pobre... Nace en Belén, ciudad sin importancia, pequeña, olvidada… Él ha escogido para sí y para su Madre Santísima el camino de la pobreza. Y, en cambio, yo ¿qué hago? Busco la riqueza, la comodidad, el bienestar, los lugares importantes y el aplauso y reconocimiento de todos.

4 Misterio – La Presentación
En seguida vendrá a su templo el Señor
a quien vosotros buscáis;
y el Ángel de la alianza que tanto deseáis,
ya llega, dice el Señor. (Ml 3, 1)
Al ser presentado Jesús en el templo, el anciano Simeón y la profetisa Ana exultan de alegría porque ha llegado el momento tan buscado,  ha llegado Aquel que tanto habían deseado. ¿Tengo yo esos vivos deseos de recibir a Jesús en la Comunión? ¿Deseo ardientemente ese momento diario, semanal o mensual en que puedo recibir en mí a Jesús, fruto bendito del vientre de María?  

5 Misterio – El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
Me buscaréis y me encontraréis
cuando me solicitéis de todo corazón;
me dejaré encontrar de vosotros, -dice el Señor. (Jr 29, 13)
Jesús quiere que lo busquemos por él mismo como lo amaba la Virgen María y San José. Nuestro amor a Jesús es muchas veces interesado, buscamos sus consuelos, sus gracias, sus beneficios, su misericordia… pero puede ser que nos olvidemos de él. Ojalá podamos exclamar con el soneto castellano: Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara.