sábado, 6 de diciembre de 2014

NOVENA A LA INMACULADA -DÍA SÉPTIMO-


ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Virgen María, te saludamos y acudimos a ti
que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado,
Dios y Salvador nuestro, Jesucristo
y que, por su singular elección,  en atención a los méritos de tu Hijo
fuiste redimida de modo más sublime, 
preservada inmune de toda mancha de culpa original
y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas.
V/. Oh María, sin pecado concebida
R/. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

DÍA 7º MARÍA, LA MUJER QUE MEJOR AMÓ A DIOS
MEDITACIÓN.S. S. Juan Pablo II sobre la Inmaculada Concepción en la visión espiritual del P. Kolbe
Todo lo que existe es reflejo del amor libre de Dios, y por esto, toda criatura traduce, de algún modo, su esplendor infinito. De manera especial el amor es el centro y la cumbre de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios. María Inmaculada, la más elevada y perfecta de las personas humanas, reproduce de modo eminente la imagen de Dios y ha sido hecha, por lo tanto, capaz de amarlo con intensidad incomparable como Inmaculada, sin desviaciones o disminución. Es la única esclava del Señor (cf. Lc 1,38) que con su fíat libre y personal responde al amor de Dios, realizando siempre cuanto le pide. Lo mismo que la de toda criatura, su respuesta no es autónoma, sino que es gracia y don de Dios; en esta respuesta está implicada toda su libertad, la libertad de Inmaculada.

ORACIÓN CONCLUSIVA  (Juan Pablo II, 2001)
Madre Inmaculada, en este día,
iluminado por el resplandor
de tu Inmaculada Concepción,
nos encontramos a tus pies.
Hemos venido en humilde peregrinación
y, haciéndonos portavoces de todos los creyentes,
te invocamos con confianza: “Muestra que eres Madre”.
Muéstrate Madre para todos,
ofrece nuestra oración;
Cristo, que se hizo Hijo tuyo, la acoja benigno".

(pida cada uno la gracia que desea alcanzar en esta novena)

Tras un breve silencio, se puede concluir con el rezo de tres avemarías, con alguna oración popular a la Inmaculada como Bendita sea tu pureza o el canto de la Salve.