PARA QUE
VENGA EL SEÑOR ES NECESARIO ABRIR LA PUERTA DE LA ORACIÓN
Para las mercedes tan grandes que me ha hecho a mí es la
puerta la oración; cerrada ésta, no sé cómo las hará; porque aunque quiera
entrar a regalarse con un alma y regalarla no hay por dónde, que la quiere sola
y limpia y con gana de recibir los regalos. Si le ponemos muchos tropiezos y no
ponemos nada para quitarlos, ¿cómo ha de venir a nosotros? ¡Y queremos que nos
haga Dios grandes mercedes! (V 8, 9).