OH ADONAI, PASTOR DE LA CASA DE ISRAEL
¡Oh soberano Señor, Adonai! ven a
rescatarnos, no ya con tu poder, sino con tu humildad. En otro tiempo te
manifestaste a tu siervo Moisés en medio de una llama divina; diste la ley a tu
pueblo entre rayos y truenos: ahora no se trata de amedrentar sino de salvar.
Por eso, conocedora tu purísima Madre María, como su esposo José, del Edicto
del Emperador que les obliga a emprender el camino de Belén, se ocupa de los
preparativos de tu próximo y feliz Nacimiento. Dispone ella para ti, oh Sol
divino, los humildes pañales que han de cubrir tu desnudez y que te protegerán
del frío en este mundo creado por ti, cuando aparezcas en medio de la noche y
del silencio. Así es cómo nos has de librar de la servidumbre de nuestro
orgullo, y cómo tu brazo se dejará sentir más poderoso, aunque parezca más
débil y más inútil a los ojos de los hombres. ¡Todo está dispuesto, oh Jesús!,
tus pañales te esperan: sal pues cuanto antes y ven a Belén, para liberarnos
del poder de nuestros enemigos”.
Dom Próspero Guéranger, El Año Litúrgico.
Oh
Adonai, Pastor de la casa de Israel,
que
te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en
el Sinaí le diste tu ley,
¡ven
a librarnos con el poder de tu brazo!
V/. Derramad, cielos, desde
lo alto vuestro rocío y las nubes lluevan al Justo.
R/. Que se abra la tierra y brote el Salvador.
ORACIÓN. Concédenos, Señor, que la renovación del
misterio de la Navidad de tu Hijo a la cual nos preparamos, nos libre del
antiguo yugo del pecado por el cual estamos oprimidos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.