EL DEMONIO
¡Cuántas dificultades pone el demonio y
cuántos temores a quien quiere seguir a Dios más de cerca! (V 23, 15).
Pues si este Señor es poderoso, como veo
que lo es y se que lo es, y los demonios son sus esclavos (y esto no se puede
dudar, pues es de fe), si yo soy esclava de este Señor y Rey, ¿qué mal me
pueden hacer ellos a mí? ¿Por qué yo no he de tener fortaleza para combatir con
todo el infierno? (V 25, 19).