y hacerlos comparecer sin mancha
y con alegría en la presencia de su gloria,
al único Dios que es nuestro Salvador,
al único Dios que es nuestro Salvador,
por medio de Jesucristo nuestro Señor,
sea la gloria, el honor, la fuerza y el poder,
desde antes de todos los tiempos, ahora y para siempre.
Amén.
Jds 24-25