DÍA VIGÉSIMO CUARTO
El Corazón de Jesús, manantial de toda pureza
MES DE JUNIO
EN HONOR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
CON SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.
Oración de Santa Margarita María Alacoque
Padre eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como se ofrece Él mismo, a Vos en sacrificio. Recibid esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos y actos de este Sagrado Corazón. Todos son míos, pues Él se inmola por mí, y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.
Se meditan los textos dispuestos para cada día.
DÍA VIGÉSIMO CUARTO
El Corazón de Jesús, manantial de toda pureza
MEDITACIÓN
Punto Primero. El deífico Corazón de Jesús es la verdadera víctima de amor, sacrificada de continuo para detener la ira de Dios, pronta a descargar sobre el mundo criminal. De continuo se presenta al Padre como el verdadero Cordero de Dios, encargado de borrar los pecados de todos. Pero no se lleva esto a cabo, sin que su sacrificio sea entero y doloroso; para ello empleando el amor que le consume todo su vigor, le impone tormentos tan infinitos, como el mismo amor que se los proporciona, haciéndole beber hasta las heces el cáliz amargo de nuestras tibiezas e ingratitudes ¡Oh dolorido Corazón de Jesús, será posible que seamos nosotros vuestros verdugos, y que deseando curaros sólo os proporcionemos dolor! Considera pues atentamente, que nada le hiere tanto, como la falta de correspondencia de las almas. Y esto se comprende fácilmente, un Corazón tan sensible y amante, como el de Jesús, verse despreciado, verse olvidado. ¡Un corazón que sólo vive de amor y no recibiendo en cambio más que tibiezas! Un corazón tan puro y verse cubierto de nuestras infidelidades. Detente y examina lo que eres para el Corazón de Jesús, consuelo o tormento.
Punto Segundo. Siendo el Corazón deifico de Jesús el manantial de toda pureza, si queremos habitar en Él, nada nos debe mover tanto, como el deseo de ir purificando más y más el alma, de las faltas más ligeras. Es tan odioso a los ojos de este divino Corazón el pecado, por leve que sea, y aun las mismas imperfecciones voluntarias, que Él mismo dijo a la Beata Margarita María estas palabras, dignas de profunda meditación: «Sabe, le dijo un día, que había cometido una falta; Sabe, que soy santo y sólo enseño santidad. Soy puro y no puedo sufrir la menor mancha. Yo te daré a conocer que no puedo sufrir las almas tibias y flojas, y que, si sufro en paciencia tus flaquezas, corregiré con no menos justicia y severidad tus infidelidades». De esta manera habló el amante Corazón a un alma tan pura, como la Beata Margarita María ¿Qué debemos esperar nosotros? ¿Podrán parecer después de esto insignificantes y pequeñas tantas y tan reiteradas faltas? ¡Se dirá aún que éstas no son de importancia alguna! ¡Oh! Justísima justicia y purísima pureza del Corazón de mi Jesús enseñadme vuestros caminos y haced que camine sin retroceder por la estrecha senda de la verdadera mortificación.
Jaculatoria. Antes morir Jesús mío, que desagradaros.
Acto de puro amor
Escuchad ¡oh amable Corazón de mi Señor Jesucristo! la súplica que os hago y que os presento, aunque indigna y miserable pecadora, en la que os pido mi conversión verdadera. Detesto el pecado con tanto horror, que preferiría mil veces ser abismada en el infierno, que volver a pecar; y si queréis condenarme a ser abrasada entre llamas, que sean las de vuestro puro amor, donde me abrase sin reserva. Abismadme en esta ardiente hoguera en castigo de todas mis perfidias.
Si el exceso de vuestra bondad os incitara. a hacerme aún alguna gracia, no os pido otra que ese suplicio de amor. Haced, os suplico, que me consuma para ser trasformada en Vos, y para vengaros de que no os he amado por amarme desordenadamente a mí misma; atravesad mil y mil veces mi inquieto corazón con el dardo de vuestro puro amor, para que no pueda ya contener nada terreno ni humano, sino únicamente la plenitud de vuestro amor, que no me deje ya más libertad que la de amaros, sufriendo y cumpliendo en toda vuestra santa voluntad. Estas son las gracias que os pido ¡oh amable Corazón! para mí y para todos los corazones capaces de amaros, los que os ruego vivan y mueran en este mismo amor» Así sea.
PARA FINALIZAR
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima, sin pecado concebida.