PECULIAR PREPARACIÓN DE LOS APÓSTOLES, PARA RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO
VIGILIA DE PENTECOSTÉS
MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
VIGILIA DE PENTECOSTÉS
PECULIAR PREPARACIÓN DE LOS APÓSTOLES, PARA RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO
1.- Estaban todos perseverantes (1). De donde se saca, que ni tomé falta después de haber experimentado de cuanto bien se priva el que se aparta de la comunidad. Aquel sale grande santo, que observa lo que es ordinario y común de la Religión. De esto nadie se debe apartar, ni aún por causa de mayor espiritual comodidad, pues por la singularidad pierdes las gracias comunes, y por ese defecto mereces no recibir las singulares. Allí has de estar, en donde están todos los hijos de Dios.
2.- Estaban perseverantes unánimemente (2), en suma concordia y con sentimiento de los ánimos, lo que se dejo ver en la elección de san Matías, El cual vínculo de caridad no rompe la numerosa multitud de los congregados; ni la diversidad de naciones, ni la discrepancia del genio natural. Todo esto allí se veía; porque tenían todos un solo corazón, y un alma (3). El Espíritu Santo es esencial amor y lazo de caridad. ¿Cómo puedes esperarle, si rompes este lazo? ¿Si con ofensa de muchos te unes a uno solo? ¿Si huyes de los de diverso genio y nación, etc.?
3.- Con las mujeres y María, madre de Jesús (4). María, como enseñan los teólogos, mereció que se apresurase la Encarnación, y es lícito presumir que también alcanzó se acelerase la venida del Espíritu Santo. Eficacísima es su oración para con su Hijo. Es creíble que los Apóstoles juntaron sus oraciones con las suyas. Concibe un aprecio grande de la santísima Virgen en, del aprecio, amor, y del amor confianza. Encomiéndala tus oraciones, para que las ofrezca a Dios, y sean así dignas de que puedan parecer en su presencia.
(1) Act., 1. (2) Ibid. (3) Act., 4. (4) Act., 1.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Imploremos la asistencia del Espíritu Santo recitando la secuencia de Pentecostés:
Ven Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido.
Luz que penetras las almas,
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo.
Tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego.
Gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del alma
si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo.
Lava las manchas.
Infunde calor de vida en el hielo.
Doma el espíritu indómito.
Guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito.
Salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén. Aleluya.
Y en este tiempo pascual, concluyamos nuestra oración saludando a la Virgen María:
V/. Regina cæli, lætare; alleluia.
R/. Quia quem meruisti portare; alleluia.
V/. Resurrexit sicut dixit; alleluia.
R/. Ora pro nobis Deum; alleluia.
V/. Gaude et lætare, Virgo Maria; alleluia.
R/. Quia surrexit Dominus vere; alleluia.
Oremus:
Deus, qui per resurrectionem Filii tui Domini nostri Iesu Christi mundum lætificare dignatus es, præsta, quæsumus, ut per eius Genetricem Virginem Mariam perpetuæ capiamus gaudia vitæ. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.
Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace. R.Amen.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.