Día 26
MARÍA, REMEDIO DE NUESTRO MALES.
VISITAS A LA VIRGEN MARÍA EN EL MES DE MAYO
CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
INVOCACIONES INICIALES A LA VIRGEN MARÍA
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, saludemos a la Virgen María con el saludo del Arcángel San Gabriel, sabiendo que al alabar a la Virgen, glorificamos a la Santísima Trinidad:
1.-Dios te Salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
2.-Dios te Salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
3.-Dios te Salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames, nuestros dones y carismas para que los perfecciones y todas nuestras necesidades para que las remedies, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
4.-Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa Original. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
[Después se lee lo propio para cada día del mes, y se termina con la siguiente oración]
Día 26
MARÍA, REMEDIO DE NUESTRO MALES.
En ti, Madre nuestra, hallamos remedio a todos nuestros males; en ti, dice san Germán, tenemos el sostén de nuestra flaqueza; en ti, exclama san Buenaventura, la puerta para salir de la esclavitud; en ti nuestra segura paz; en ti, como decía san Lorenzo Justiniano, encontramos el auxilio en las miserias de la vida; en ti, finalmente, la gracia divina y el mismo Dios, porque por ello san Buenaventura os llama “trono de la gracia de Dios”, y Proclo, “puente felicísimo” por donde Dios, a quien nuestras culpas alejaron, pasa a habitar con su gracia en nuestras almas.
Oración de san Alfonso María
¡Oh Virgen excelsa! Siendo Vos la Reina de todo el universo, sois también Reina mía, por lo cual me ofrezco a serviros con más empeño que hasta aquí, para que en todas las cosas dispongáis de mí según fuere vuestro mejor agrado; y así os diré con San Buenaventura: Regidme y gobernadme, Señora; regidme, y nunca me dejéis a mi discreción. Mandad y decir lo que tengo que hacer, y si falto alguna vez, castigad me como queráis, porque para mí será muy saludable cualquier castigo que venga de vuestra piadosa mano. En más estimo ser vuestro esclavo que señor de toda la tierra: tuus sun ego, salvum me fac. Recibidme, Virgen soberana, como cosa vuestra, y cuidad continuamente de mi salvación. Ya no quiero ser mío, todo me entrego a Vos. Si hasta ahora, por mi desgracia, os he servido mal, si he dejado perder tantas ocasiones en que pude agradaros, propongo ser en adelante uno de vuestros siervos más leales. No, no quiero ya que ninguno me aventaje en amaros y serviros, ¡oh Reina mía amabilísima! Así os lo prometo, y así espero cumplirlo con vuestro auxilio poderoso. Amén.
Jaculatoria: María, tú eres mi fortaleza, mi libertad, mi paz y mi salvación.
ORACIÓN PARA FINALIZAR LA VISITA DIARIA
¡Inmaculada Virgen y Madre mía santísima! A ti, que eres la “Madre de mi Señor”, la Reina del mundo, la abogada, la esperanza y el refugio de los pecadores, acudo en este día yo que soy el más necesitado de todos.
Te alabo, Madre de Dios y te agradezco todas las gracias que hasta ahora me has hecho, especialmente la de haberme librado del infierno que tantas veces he merecido.
Te amo, Señora y Madre mía, y por el amor que te tengo te prometo servirte siempre y hacer todo lo posible para que seas también amada de los demás. En ti pongo mi esperanza y mi eterna salvación.
Madre de misericordia, acéptame por tu hijo y acógeme bajo tu manto, y ya que eres tan poderosa ante Dios, líbrame de las tentaciones y dame fuerza para vencerlas hasta la muerte. Te pido el verdadero amor a Jesucristo. De ti espero la gracia de una buena muerte.
Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te ruego que siempre me ayudes, pero mucho más en el último momento de mi vida. No me desampares mientras no me veas a tu lado en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad. Amén.
[Se puede terminar con alguna oración popular a la Virgen como la Salve, Oh Señora mía, Bendita sea tu pureza, etc, o un canto apropiado.]
CONSAGRACIÓN FINAL A LA VIRGEN
Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen Sagrada María
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía. Amén
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.
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Ave María purísima, sin pecado concebida.