PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
"Escondedme,
dulce Salvador mío, en el sagrario de vuestro costado y en vuestro adorable
Corazón, fragua encendida del puro amor y así estaré seguro."
MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de
Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo
perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible;
considera:
1. Jesús ha dicho: "Venid a
mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré". Por nuestra
debilidad y flaqueza, la vida se nos presenta muchas veces como penosa y
lastimosa... una carga que, en ciertas ocasiones, nos agobia e intranquiliza...
nos hace sufrir e incluso puede hundirnos en depresión... En esos momentos uno
desearía esconderse, retirarse, hacerse pequeño... ¡Qué consoladoras son
las palabras del Señor! ¡Venid a mí! Pero, cuantas veces, me confundo y busco
el consuelo y el descanso en cosas vagas, superficiales, pasajeras... cuántas
veces busco el descanso incluso en el pecado. El resultado es todavía peor.
Ojalá me convenciese de que mi refugio es el Corazón de Jesús. Dentro de él,
acurrucado, puedo esperar seguro a que pase la tempestad.
2. Jesús ha dicho: "Si alguno
tiene sed, que venga a mí y beba." Uno de los síntomas del cansancio es la
sed... en la vida también: sed de felicidad, sed de tranquilidad, sed de eternidad,
sed... Jesús es agua viva que sacia esta necesidad y nos refresca, para
proseguir el camino... Pero tengo que acudir a él: "si alguno tiene sed
que venga a mí". Examina si en los momentos en los que te has encontrado
mal has acudido a Jesús o por el contrario te revelaste o perdiste la esperanza
de hallar consuelo. Piensa también cuántos ejemplos en los evangelios y en las
vidas de los santos de "sufrientes" que hallaron el consuelo de
Jesús.
Da gracias al Señor por este
momento de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto,
realista y firme para vivir lo meditado.