JESÚS
MODELO DE NUESTRA SOLIDARIDAD
Reflexión
diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 192-196)
Jesús es el modelo insuperable de nuestra
solidaridad. Él se ha hecho
solidario con la humanidad hasta la muerte de cruz (Flp 2,8): en Él es posible reconocer el
signo viviente del amor inconmensurable y trascendente del Dios con nosotros, que se hace cargo
de las enfermedades de su pueblo, camina con él, lo salva y lo constituye en la
unidad. En Él, y gracias a Él,
también la vida social puede ser nuevamente descubierta, aun con todas sus
contradicciones y ambigüedades, como lugar de vida y de esperanza, en cuanto
signo de una Gracia que continuamente se ofrece a todos y que invita a las
formas más elevadas y comprometedoras de comunicación de bienes.
Jesús
de Nazaret hace resplandecer ante los ojos de todos los hombres el nexo entre
solidaridad y caridad, iluminando todo su significado: A la luz de la fe, la
solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y
reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un ser humano con sus
derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen
viva de Dios Padre,
rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del
Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo
amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuesto al sacrificio,
incluso extremo: “dar la vida por los hermanos” (cf. Jn 15,13)