VIERNES DE LA II DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Escuchad otra parábola. Erase un padre
de familia que plantó una viña y la cercó de vallado; y cavando hizo en ella un
lagar, edificó una torre, y la arrendó después a ciertos labradores, y se
ausentó a un país lejano. Venida ya la
sazón de los frutos, envió sus criados a los renteros para que percibiesen el
fruto de ella. Mas los renteros, acometiendo
a los criados, apalearon al uno, mataron al otro, y al otro le apedrearon. Por segunda vez envió nuevos criados en mayor
número que los primeros, y los trataron de la misma manera. Por último les envió a su hijo, diciendo para
consigo: A mi hijo, por lo menos, le respetarán. Pero los renteros, al ver al hijo, dijeron
entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y nos alzaremos con su
herencia. Y agarrándole le echaron fuera
de la viña, y le mataron. Ahora bien,
volviendo el dueño de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Hará, dijeron ellos, que esta gente tan mala
perezca miserablemente, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen
los frutos a sus tiempos. ¿Pues no
habéis jamás leído en las Escrituras, les añadió Jesús : La piedra que
desecharon los fabricantes, esa misma vino a ser la clave del ángulo? El Señor
es el que ha hecho esto en nuestros días, y es una cosa admirable a nuestros
ojos. Por lo cual os digo que os será
quitado a vosotros el reino de Dios, y dado a gentes que rindan frutos de
buenas obras. Ello es, que quien se
escandalizare o cayere sobre esta piedra, se hará pedazos; y ella hará añicos a
aquel sobre quien cayere el día del juicio. Oídas estas parábolas de Jesús, los príncipes
de los sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba por ellos; y queriendo
prenderle, tuvieron miedo al pueblo; porque era mirado como un profeta.
Mateo 21,33-46.