martes, 11 de junio de 2024

DE LA SUAVIDAD, MISERICORDIA Y JUSTICIA DE DIOS. MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


DE LA SUAVIDAD, MISERICORDIA

Y JUSTICIA DE DIOS.

MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

DE LA SUAVIDAD, MISERICORDIA

Y JUSTICIA DE DIOS.

 

1.- Suave es el Señor para todo, (1). Impúsonos leyes; pero las midió con nuestras fuerzas. Ayúdanos con su gracia a observarlas, y coopera con nosotros. No mueve a obrar por necesidad, sino por gracia. No nos pide todo lo que podemos; lo que pudiera, a la verdad, como supremo Señor. A los que van perdidos los llama y hace volver con suavidad, etc. Alábale, adórale, ámale: confúndete de ser tan áspero con los hombres; pues quieres más de tu prójimo, que lo que Dios suele pedirle. Imítale en la suavidad de tus palabras, en la blandura de tus costumbres, religiosa, no afectada.

2.- Y su misericordia sobre todas sus obras (2). Aun- que todas las perfecciones de Dios son iguales, porque son el mismo Dios, con todo para con nosotros, y en orden a los efectos, sobresale la misericordia con que remedia nuestras miserias de cuerpo y alma, necesarias y libres, o previniéndolas, o sacándonos de ellas, o ayudándonos, o consolándonos. ¡Cuántas usa cada día con los pecadores; pues: Disimula los pecados de los hombres (3), y los espera a penitencia! ¡Cuánta usa y usó contigo! Alábala, adórala. Ten confianza a ejemplo del hijo pródigo.

 

3.- Vengándose en todas sus invenciones (4), de los malos. Por más que sea Dios misericordioso, es también vengador justo. El infinitamente santo es .injuriado con la culpa: por eso repara la injuria con el castigo. No hay, o sea en los justos o sea en los réprobos, algún pecado grave o leve, y hasta una palabra ociosa, de que no pida satisfacción o pena. Porque no es decente a su Majestad ser ofendida impunemente. De donde colegirás que las enfermedades, las muertes, las guerras, las pestes, etc., son penas del pecado. Débense, pues, recibirlas de Dios, para satisfacer y limpiar las culpas, pues por este fin se decretan. Admira, alaba, teme, tal justicia, que a nadie perdona. Imítale, castigándote a ti con penas, aceptando con humilde y alegre ánimo la satisfacción que de ti Dios toma en los castigos que te envía.

 

(1) Ps., 144 (2) Ibid. (3) Sap., 11. (4) Ps., 98

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.