viernes, 7 de junio de 2024

DE LA SABIDURÍA DE DIOS, Y CONTEMPLACIÓN DE SÍ MISMO SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


DE LA SABIDURÍA DE DIOS, Y CONTEMPLACIÓN DE SÍ MISMO

SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

 

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

DE LA SABIDURÍA DE DIOS, Y CONTEMPLACIÓN DE SÍ MISMO

 

1.- Todas las cosas están descubiertas y patentes a sus ojos (1); porque sabe todo lo que se puede saber, todo lo que hay en Dios, todo lo que fuera de Dios se formó o puede formar, y los mismos secretos de los corazones, por ser sabiduría inventora de todas las cosas que en el mundo se hacen, disponiéndolo todo en número, peso y medida; en cuya comparación toda la sabiduría de los ángeles es una mera ignorancia. Estímala, créela, alábala, ámala y espera que en ella encontrarás remedio en todo lo que te suceda. Entrégate todo a su disposición santísima. Imítala en no hacer con temeridad cosa alguna, sino considerándola sabiamente. Mira bien a lo que haces, porque todo lo ve Dios.

2.- No hay criatura alguna que sea invisible a sus ojos (2). No sólo las que fueron, son y serán, sino también las que no serán, pero serían si se pusiese alguna condición. Con esta ciencia a ti v. g., te ordenó y dispuso según todo tiempo, lugar y circunstancia posible, y vio lo que habías de obrar en cada una. ¿Qué no debes, pues, a Dios, por no haberte hecho nacer de padres idólatras, en tiempo y lugar de infidelidad; por no haberte puesto en aquellas circunstancias en que: habías de perecer ciertamente, etc.? Alaba, glorifica, ama esto: teme si acaso descubres alguna circunstancia en le habías de dejar, la que por ventura pende de ti por el descuido en aceptar la gracia.

3.- Considera que el primer esencial y necesario objeto del conocimiento divino, es el mismo Dios en cuanto a la esencia, atributos y todas sus perfecciones así absolutas como personales. De este conocimiento nace el infinito aprecio de Sí mismo, su amor, gozo y bienaventuranza. Este conocimiento es inmutable y eterno; y, disponiendo tantas cosas en un mismo punto de tiempo, jamás se aparta de la contemplación de Sí mismo., Alábale, adórale etc. Este sea también tu principal objeto. Mira no te apartes de su contemplación por cualquiera cosilla de ningún tono. Por esta contemplación has de llegar a hacer de Dios la mayor estimación y concepto.

 

(1) Hebr., 4. (2) Ibid.

 

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.