jueves, 13 de junio de 2024

DÍA DECIMOCUARTO. MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON STAMARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

DÍA DECIMOCUARTO

 

MES  DEL

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

extractado de los escritos de la

B. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.

Oración de Santa Margarita María Alacoque

 

Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

 

DÍA DECIMOCUARTO

 

El corazón de Jesús, maestro de las virtudes

Nuestro Señor dirigió un día estas palabras a la Beata, descubriéndole su Corazón amoroso: “He aquí el maestro que te doy y que te enseñará todo lo que debes hacer por mi amor”.

La Beata a su vez, invitándonos a escuchar las lecciones de su divino Maestro nos dice: “Venid a este Corazón sagrado como discípulo a la escuela de su puro amor, dejando y olvidando todas las ciencias del mundo, del amor propio y vanidad, para no saber sino las de su infinito amor, corriendo valerosamente en pos de su voz, que dice: «Venid a mi todos los que pretendéis amarme y yo os haré habitar en el manantial de mi divino amor».

«Aprended de mi a ser mansos y humildes de corazón; de otra manera no podréis ser amados y conocidos de mi Corazón sagrado, que no os reconocerá por sus discípulos, mientras no os conforméis con Él por la práctica de sus santas máximas».

«Consideraos siempre durante la oración o fuera de ella como una discípula delante de su Maestro; Él os enseñará a hacer su voluntad por la renuncia de la vuestra». Es preciso que, como sierva fiel, os decidáis a trabajar con fervor en el servicio de vuestro Maestro, que recompensará vuestras acciones a medida de vuestro amor, único lazo que os unirá a su Corazón». Quiere que animéis vuestro corazón, según las virtudes del suyo. Como el amor hace conformes a los amantes; si queréis ser amada de Jesús, es preciso os hagáis dulce como Él y humilde como Él.

En una palabra, vuestra perfección consiste, en conformar vuestra vida y vuestras acciones a las santas máximas del sagrado Corazón de Jesús.

 

Consejo para la práctica de las virtudes de humildad y dulzura

Creo que nada podéis hacer, que gane más la amistad del sagrado Corazón de nuestro buen Maestro y que os haga más agradable delante de Él, que ser muy dulce y humilde; pero con una dulzura y humildad que os haga ser sumisa a todo y sufrir en silencio alegremente y de buen grado las pequeñas mortificaciones y humillaciones que os viniesen, sin excusaros ni quejaros, pensando siempre, que merecéis mucho reprimiendo valerosamente los sentimientos de la naturaleza inmortificada.

«Cuando os viniese deseo de excusaros, decid interiormente: «Jesús era inocente y callaba cuando lo acusaban y yo que he sido tantas veces criminal ¿osaré justificarme?»

Que vuestra gloria consista en las humillaciones, diciendo cuando os sucedan: He aquí lo que me es  lo que me es debido y no las aprobaciones y alabanzas. Amad y honrad a los que os humillen o mortifiquen, mirándolos como vuestros mayores bienhechores. El sagrado Corazón tendrá para con vosotros un particular cuidado y amor, si os mantenéis dentro de vosotros mismos, haciéndoos dulce y humilde en sufrir con constancia las contradicciones y humillaciones, que son tanto más sensibles, cuánto más pequeñas sean en apariencia.

Sufridlas con una dulce tranquilidad pensando siempre que el amoroso Corazón de vuestro Padre celestial os las ha preparado, para perfeccionaros a su gusto. Sed siempre pequeña y humilde a vuestros ojos, a fin de crecer en este divino Corazón. Vuestro empeño debe ser decir con resolución: «He aquí la hora de humillarme y manifestar a Dios mi amor».

La dulzura con el prójimo os hará amable y condescendiente con él, caritativa para servirle, excusando sus faltas, a pesar de todas las repugnancias que sintáis cuando hayáis recibido alguna ofensa y debéis pedir a Dios por él. De este modo ganareis al sagrado Corazón de Jesús.

Soportad dulcemente las pequeñas contrariedades, que os viniesen por parte del prójimo, o de su genio y carácter opuesto al vuestro, sin manifestar resentimientos; porque esto es contrario a lo que practicó el Sagrado Corazón de Jesucristo.

No conservéis jamás frialdad alguna con el prójimo, porque el Sagrado Corazón la tendrá para con vosotros, si lo hicieseis así.

Sed dulce y condescendiente con el prójimo, pero sin concederle cosa alguna de lo que debéis al Corazón de Jesús.

 

Las virtudes hallan su expansión bajo la Influencia del Sagrado Corazón de Jesús

Podéis considerar este Sagrado Corazón como un divino conducto por donde sale sin cesar el manantial de aguas vivas, para regar el jardín de vuestra alma y donde las flores de las virtudes están tan ajadas, que sólo con este riego recobrarán su natural belleza, para que vuestra alma sea el jardín de sus delicias. Suplicadle que después de haber sido un manantial de aguas viva, sea un sol, divino siempre, brillante y abrasador, que calentándoos os haga crecer en virtudes, y disipe las, nubes y tinieblas de vuestra alma.

«Otras veces miraos como un árbol plantado en la corriente de las aguas, que da el fruto en su tiempo, el cual, cuanto más combatido es por los vientos, más introduce sus raíces en la tierra. De la misma suerte, cuanto más combatida seáis por el viento de las tentaciones, más debéis introducir las raíces de una profunda humildad en el Corazón de Jesucristo.

Este adorable corazón exige a sus amigos la pureza de intención, la humildad en las obras y la unidad en las pretensiones.

La pureza de intención y de corazón hará que sea objeto de sus complacencias; la humildad le hará reinar en vuestro corazón, y os conservara en su amistad y la caridad os hará reinar en este Corazón adorable.

 

Modo de grabar nuestro nombre en el Corazón de Jesús

La Beata en una de sus instrucciones a las novicias las decía: «Amadas hijas del Sagrado Corazón de Jesús, la gracia que el Señor ha empezado a haceros, os elevará a una alta perfección, con tal que le deis curso por una fiel correspondencia de vuestra parte. Es preciso obrar de tal suerte, que vuestra virtud se adelante y crezca como la resplandeciente aurora del día.

No os quiero adular; si vuestros nombres están escritos en este Corazón adorable, aun no es más que con tinta, que significa el principio de la gracia en vosotras, que viene para ayudaros a combatir y vencer vuestra imperfecciones. Como el oro se purifica de la tierra en el crisol, de la misma manera, nuestras acciones e inclinaciones deben ser purificadas en la hoguera de su amor, de todo lo humano y terreno y de los miramientos de nuestro interés propio. Y cuando progresando todo esto se haya cambiado en caracteres de plata, que significa la pureza de corazón, no debemos parar aquí y dejar esta obra imperfecta; es preciso llegar al oro de la caridad, que marque vuestros nombres con caracteres indelebles. Entonces seréis como unos holocaustos, todas consumidas en las ardientes llamas del Corazón de Jesús. Es preciso que el amor os haga llegar aquí; preciso es sufrir por amor, haciéndose una continua violencia, mortificándose y humillándose por amor; y creernos felices, cuando hallamos ocasión de manifestar así nuestro amor a este único Amor de nuestras almas.

Todo lo que acabo de deciros marca el principio, el progreso y el fin de nuestra vida. No se dará la corona a los principiantes, ni a los adelantados, sino a los victoriosos que perseveran hasta el fin.

Por último, mis queridas hermanas, no puedo admirar suficientemente las bondades y liberalidades de este Sagrado Corazón para con vosotras. Parece haber abierto todos sus tesoros, para enriqueceros, según el placer que se ve tiene en haceros bien. Como el amor quiere correspondencia y no quiere otra que este mismo amor, Dios le ha grabado en nuestros corazones, para que se le tribute, según su deseo. Es necesario que este mismo amor grabe por correspondencia el nombre de nuestro Amado en vuestro corazón, lo cual, podrá hacerse así: Cuando consigáis alguna victoria sobre vosotras mismas, sea por la humildad, mortificación o de otra manera, o cuando hagáis algunas prácticas de caridad con el prójimo, excusándole, soportándole o haciéndole algún servicio; todo esto será como otras tantas letras que grabareis en vuestros corazones, del adorable nombre de Jesús.

Pero sed fieles, constantes y fervorosas; no sabré encomendaros esto bastante, por el mal que os resultará de lo contrario.

 

Invocación al Sagrado Corazón de Jesús

¡Oh Corazón Santo, Corazón augusto, dueño de todos los corazones, yo os amo, yo os adoro, yo os alabo, yo os doy gracias y soy toda y para siempre vuestra! ¡Vos sois mi fortaleza, mi apoyo, mi recompensa, mi salvación, mi refugio, mi amor y mi todo!

¡Oh Corazón de amor, manteneos conmigo y en mí, gobernadme, salvadme, cambiadme toda en Vos!

No me rehuséis la humilde condición de hija de vuestro Corazón, en el que deseo morir a mí misma y al pecado, para no vivir sino vuestra vida.

Corazón de mi Jesús, reformad mi infiel corazón; haced que en adelante se una a vuestro amor por el suyo, y esté tan próximo a Vos, como apartado estuvo en lo pasado; puesto que sois su Creador, sed su corona. Así sea.

 

PARA FINALIZAR

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.