sábado, 8 de junio de 2024

DÍA NOVENO. MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON STA. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 


DÍA NOVENO

 

MES  DEL

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

extractado de los escritos de la

B. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE

 

ORACIÓN PARA COMENZAR  TODOS LOS DÍAS:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

OFRECIMIENTO AL PADRE ETERNO.

Oración de Santa Margarita María Alacoque

 

Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

 

DÍA NOVENO

 

Los deseos del Corazón de Jesús

1.- la Comunión reparadora

«Mi divino Salvador, dice la Beata, me mandó que comulgase todos los primeros viernes de mes, para reparar, en lo posible, los ultrajes recibidos durante el mes en el Santísimo Sacramento» Un viernes, escribe más tarde, durante la Sagrada Comunión, dijo, si no me engaño, estas palabras a su indigna esclava «Te prometo en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que su amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulguen los primeros viernes, nueve meses seguidos, la gracia de la perseverancia final, esto es, que no morirán en mi enemistad, ni sin recibir los Santos Sacramentos, y que mi Corazón será su asilo seguro en su última hora».

La Beata experimentó por sí misma muchas veces el poder de la Comunión reparadora, obligando con ello al Corazón de Jesús. Un día, dice ella, que me preparaba para la santa comunión, oí una voz que me decía: “Mira, hija mía, el mal tratamiento que recibo de esta alma, que acaba de recibirme. Ha renovado todos los tormentos de mi pasión». Yo me arrojé a sus pies adorables, llena de temor y dolor, para regarlos. con mis lágrimas, que no podía contener y díjele: ¡Mi Señor y mi Dios, si mi vida os es útil, para reparar estas injurias, aunque las que recibís de mí son mucho mayores no obstante, vedme aquí! soy vuestra esclava, haced de mí, lo que os agrade».

«Quiero, me dijo, que cuando te dé a conocer el mal tratamiento, que recibo de esta alma, te postres a mis pies, después de haberme recibido, para hacer un acto de reparación a mi Corazón, ofreciendo a mi Padre el sacrificio sangriento de la Cruz con este objeto y con él todo tu ser, para rendir homenaje al mío y para reparar las ingratitudes, que recibo en este Corazón».

Al oír esto experimenté una inmensa pena y pedía sin cesar misericordia a nuestro Señor, que me dijo un día de Pascua, después de recibirle: «He oído tus gemidos y he inclinado mi misericordia sobre esta alma, esto me consoló mucho».

 

2.- La hora santa

Nuestro Señor al pedir a la Beata Margarita María la comunión reparadora del primer viernes de mes, le había también ordenado, que pasase una hora en oración en la noche del jueves al viernes, para honrar la agonía de su Corazón adorable.

He aquí las mismas palabras de Nuestro Señor «Comulgarás todos los primeros viernes de cada mes y todas las noches del jueves al viernes, te haré participar de esa mortal tristeza, que he querido padecer en el huerto de los Olivos, la cual te reducirá sin que tú lo puedas comprender, a una especie de agonía, más penosa de soportar que la muerte; y para acompañarme en esta humilde oración, que presenté entonces a mi Padre, te levantarás entre once y doce de la noche, y te postrarás con el rostro en tierra; tanto para detener la cólera divina, pidiendo misericordia para los pecadores, como para dulcificar de alguna manera la amargura que sentí por el abandono de mis discípulos, la cual me obligó a reprenderles, por no haber podido velar una hora conmigo; y durante esta hora harás lo que yo te enseñe».

Tal es la primera revelación sobre la hora santa. Es como se ve un ejercicio de oración vocal mental, que tiene por objeto rendir homenaje al Corazón Sagrado de Jesús, en la extrema agonía, que padeció la noche de su pasión.  Las palabras siguientes son a propósito, para servir de ocupación a las almas piadosas, durante esta hora «Considerando con atención al único objeto de mi amor en el huerto de los Olivos, agobiada por la tristeza y agonía de un dolor rigurosamente amoroso y sintiéndome vivamente impulsada del deseo de participar de sus angustias dolorosas, me dijo:

«Aquí fue donde sufrí más interiormente, que en todo lo restante de mi pasión, viéndome en un abandono general del cielo y de la tierra, cargado con los pecados de los hombres» He aparecido ante la justicia de Dios, que, sin mirar a mi inocencia, me ha oprimido en su furor, haciéndome beber el cáliz que contiene toda la hiel y amargura de su justa indignación, como si hubiese olvidado el nombre de Padre, para sacrificarme a su justa cólera. No hay criatura, que pueda comprender la grandeza de los tormentos, que padecí entonces y este mismo dolor es el que siente el alma criminal, al presentarse ante el Tribunal de la divina justicia; que cayendo sobre ella la estrecha y oprime en el abismo de su justo furor».

 

3.- Otras diversas practicas pedidas por Nuestro Señor en honor de su Sagrado Corazón

Leemos en la vida de la Beata, que había establecido entre sus novicias un piadoso uso, que puede llamarse el germen de la asociación de la guardia de honor al Sagrado Corazón.

La encomendaba la fidelidad en acordarse, al dar el reloj la hora, del instante y hora afortunada, en la cual este adorable Corazón, fue formado por obra del Espíritu, Santo en el Seno purísimo de la Virgen añadiendo algunas palabras de acción de gracias a este amable Corazón, por su caridad infinita para con todos los hombres. Nuestro Señor había pedido a la Beata la propagación de pequeños escapularios del Sagrado Corazón.

Escribe a una Superiora: «Siento un verdadero impulso de deciros de parte de nuestro buen Maestro, que desea mandéis hacer una lámina con la imagen de este Sagrado Corazón, a fin de que todos los que quieran, puedan tributarle homenajes en particular y tener la imagen en sus casas y otras pequeñas que lleven consigo».

Nuestro Señor le había expresado también el deseo, de que fuesen establecidos en honor del Sagrado Corazón diversos oficios, tales como el de mediadora y reparadora.

Sor N., escribía, se aflige de no poder ser útil en nada al Sagrado Corazón, pero Él le ha dado su oficio, haciéndola su Mediadora, para pedir al eterno Padre, que haga conocer a este Sagrado Corazón; al Espíritu Santo, que le haga amar y a la Santísima Virgen para que emplee su valimiento, a fin de que haga sentir los efectos de su poder a todos aquellos, que le invoquen. Desea que haya una en vuestra comunidad, que se emplee en lo mismo; pero quiere que se saque por suerte, añadiendo que será dichosa aquella a quien caiga la suerte, porque Él será en retorno su mediador. Podéis cambiarla todos los años.

Pide también una reparadora, que pedirá humildemente perdón a Dios de todas las injurias, que se le hacen en el Santísimo Sacramento del altar; puede creerse humildemente, que se obtendría gracia y perdón por su medio. Podéis cambiarla como la anterior. En cuanto a vos, vuestro oficio será ofrecerá este amable Corazón, cuanto bueno se haga en honor suyo y según sus designios».

 

Acto de amorosa contrición

¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús, vedme humildemente postrada ante Vos, con un corazón contrito y penetrado del más vivo dolor, porque os ha amado tan poco, y porque tanto os ha injuriado con sus desvíos, ingratitudes y otras infidelidades, con las cuales me he hecho indigna de vuestra misericordia y de todas las gracias y favores de vuestro puro amor! ¡Oh Corazón de Jesús, Salvador mío! ejerced conmigo este oficio, que os costó tan caro, y no se pierda el fruto de tantas penas y muerte tan dolorosa; honradla con mi salvación, para que mi corazón pueda amaros, honraros y glorificaros eternamente. Si vuestra justicia le condena, como indigno de perdón, apelará al tribunal de vuestro amor, estando pronto a sufrir todos los rigores, antes que ser privado un instante de amaros. Cortad, abrasad, romped, no perdonéis ni mi cuerpo, ni mi vida, tratándose de vuestra gloria. Soy toda vuestra ¡oh divino y adorable Corazón! Salvadme, yo os lo suplico y no me abandonéis a mí misma en castigo de mis pecados, permitiendo vuelva a recaer en ellos ¡Oh! mil veces morir antes que ofenderos, Vos a quien amo cien mil veces más que a mi propia vida.

 

PARA FINALIZAR

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.