MARÍA SANTÍSIMA
ES MADRE NUESTRA. San Pío X
¡Cuántos dones excelsos y por cuántos motivos desea
esta santísima Madre proporcionárnoslos, con tal que tengamos una pequeña
esperanza, y cuán grandes logros seguirán a nuestra esperanza!
¿No es María Madre de Cristo? Por tanto,
también es madre nuestra. Pues cada uno debe estar convencido de que Jesús, el
Verbo que se hizo carne, es también el salvador del género humano. y en cuanto
Dios-Hombre, fue dotado, como todos los hombres, de un cuerpo concreto; en
cuanto restaurador de nuestro linaje, tiene un cuerpo espiritual, al que
se llama místico, que es la sociedad de quienes creen en Cristo. Siendo
muchos, somos un solo cuerpo en Cristo[i][vii].
Por consiguiente, la Virgen no concibió tan sólo al Hijo de Dios para que se
hiciera hombre tomando de ella la naturaleza humana, sino también para que, a
través de la naturaleza tomada de ella, se convirtiera en salvador de los
mortales. Por eso el Ángel dijo a los pastores: Os ha nacido hoy el
Salvador, que es el Señor Cristo[ii][viii].
Por tanto en ese uno y mismo seno de su castísima Madre Cristo tomó carne y al
mismo tiempo unió a esa carne su cuerpo espiritual compuesto efectivamente
por todos aquellos que habían de creer en El. De manera que cuando María
tenía en su vientre al Salvador puede decirse que gestaba también a todos
aquellos cuya vida estaba contenida en la vida del Salvador. Así pues, todos
cuantos estamos unidos con Cristo y los que, como dice el Apóstol, somos
miembros de su cuerpo, partícipes de su carne y de sus huesos[iii][ix],
hemos salido del vientre de María, como partes del cuerpo que permanece unido a
la cabeza. De donde, de un modo ciertamente espiritual y místico, también
nosotros nos llamamos hijos de María y ella es la madre de todos nosotros. Madre
en espíritu... pero evidentemente madre de los miembros de Cristo que somos
nosotros[iv][x].
En efecto, si la bienaventurada Virgen es al mismo tiempo Madre de Dios y de
los hombres ¿quién es capaz de dudar de que ella procurará con todas sus
fuerzas que Cristo, cabeza del cuerpo de la Iglesia[v][xi],
infunda en nosotros, sus miembros, todos sus dones, y en primer lugar que le
conozcamos y que vivamos por él?[vi][xii]
Ad Diem Illud
Laetissimum
De San Pío X, sobre la devoción a la Stma. Virgen