miércoles, 3 de agosto de 2016

JESÚS TRABAJÓ CON SU MANOS Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n.255-258)




JESÚS TRABAJÓ CON SU MANOS
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n.255-258)
Jesús, dedicó la mayor parte de vida terrena al trabajo manual en el taller de san José y en su predicación enseña a apreciar el trabajo. Condena el comportamiento del siervo perezoso, que esconde bajo tierra el talento y alaba al siervo fiel y prudente a quien el patrón encuentra realizando las tareas que se le han confiado.
Jesús enseña  también a no dejarse dominar por el trabajo: De que le sirve al hombre ganar el mundo entero si después pierde su alma. Los tesoros de la tierra se consumen, mientras los del cielo son imperecederos. El trabajo no debe afanar: el hombre preocupado y agitado por muchas cosas, corre el peligro de descuidar el Reino de Dios y su justicia, del que tiene verdadera necesidad; todo lo demás, incluido el trabajo, encuentra su lugar, su sentido y su valor, sólo si está orientado a la única cosa necesaria, que no se le arrebatará jamás.
Jesús describe su misma misión como un trabajar: Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo; y a sus discípulos como obreros en la mies del Señor, que representa a la humanidad por evangelizar. Para estos obreros vale el principio general según el cual el obrero tiene derecho a su salario, están autorizados a hospedarse en las casas donde los reciban, a comer y beber lo que les ofrezcan.
Durante su ministerio terreno, él trabaja incansablemente, realizando obras poderosas para liberar al hombre de la enfermedad, del sufrimiento y de la muerte. El sábado es reafirmado por Jesús en su valor originario: ¡El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado! El sábado es el día en que el hombre debe dedicarse a Dios y a los demás. Liberar del mal, practicar la fraternidad y compartir permite a la humanidad encaminarse hacia el Sábado eterno.