En la mañana del domingo 25 de octubre, subimos nuevamente al santuario del Padre Pío y tras saludar al Señor en la Iglesia Nueva de Nuestra Señora de los Ángeles, donde el Padre Pío celebró su ultima misa, accedimos a la celda, al antiguo noviciado y al coro alto de la iglesia del convento donde P. Pio recibió los estigmas de la Pasión del Señor. Delante del mismo crucifijo pudimos hacer una oración.
Tras esta primera visita nos dispusimos a celebrar la santa misa en la Iglesia antigua donde el Padre Pío celebró durante más de cuarenta años sobre ese mismo altar.
Al finalizar, la santa misa, algunos de los peregrinos nos dispusimos a continuar nuestra oración rezando el Viacrucis en el exterior del santuario.
La quinta estación es de una belleza grande: el Padre Pio hace de Cireneo de Jesús. Esto mismo es lo que se recoge en el Himno compuesto por nosotros en honor a esta fiel amigo de Jesús:
Con Cristo has cargado el leño del
pecado: no permitas que
caigamos, sé siempre
nuestro sostén.
