jueves, 26 de noviembre de 2015

EL ROSARIO DE HOY CON EL BEATO SANTIAGO ALBERIONE


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace hoy memoria del beato Santiago Alberione, sacerdote italiano, que, solícito por la evangelización, se dedicó enteramente a poner al servicio de la sociedad humana los instrumentos de comunicación social para promover la verdad de Cristo, fundando, además, la Congregación de la Pía Sociedad de San Pablo Apóstol (1971).
Amante del rosario, decía: Cuando rezamos el Rosario repetimos cincuenta veces Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, María obtendrá a quienes practican fielmente la devoción del Rosario el desprendimiento de todo lo que es terrenal y la gracia de morir plenamente abandonados en Dios.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“Siento el peso, ante Dios, y ante los hombres, de la misión que me confió el Señor, quien, si hubiera encontrado una persona más indigna e incapaz, la hubiera preferido. Sin embargo, ésta es para mí y para todos la garantía de que fue el Señor el que quiso obrar; Así como el artista toma cualquier pincel, bien barato, en sus manos, y se pone a la obra, casi sin conocerla, aunque se trate de un bellísimo Jesús, Divino Maestro..”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“El prójimo, el hermano, nos representa a Jesús, y todo aquello que hacemos al prójimo, Jesús lo recibe como hecho a él.”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“Para que el apostolado sea fructuoso, es moralmente necesario que vaya acompañado de la devoción a María. ¡Pobre de quién, con el pasar de los años, pierde o deja que se debilite en él esta devoción!”
4.-La Transfiguración del Señor
“La santidad es la testarudez en cumplir la voluntad de Dios siempre y a pesar de cualquier dificultad..”
5.- La institución de la Eucaristía

“El celo es la flor del amor a Dios y a las almas. ¡Enciende en mí el fuego de tu Corazón: una llama pura, no humeante; una llama que consuma tantas pequeñas y bajas tendencias; una llama que ilumine y caliente, con luz tranquila, con calor dulcemente creciente! «No sabéis de qué espíritu sois» [cf Lc 9,55]. Esta llama crecerá: 1) si sé mortificar el corazón, los ojos, el gusto, las simpatías y antipatías naturales; 2) si sé vivir más retirado, haciendo lo que aconseja san Pablo: «Preocúpate de ti mismo y de la lectura» [cf 1Tim 4,13]; 3) si amo la santísima Eucaristía, celebrando mejor, comulgando mejor, visitando mejor al santísimo Sacramento; en sustancia, viviendo eucarísticamente la jornada; 4) si me pongo decididamente en el camino de la penitencia.”