Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: En la fiesta de la dedicación de las Basílicas romanas de San Pedro del
Vaticano y San Pablo Extramuros, meditamos el rosario con las enseñanzas del
Apóstol de los gentiles pidiendo especialmente por el Santo Padre para que
consagre Rusia al Inmaculado Corazón de María tal y como pidió nuestra Señora
en Fátima.
Señor
mío Jesucristo…
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La
Resurrección del Señor.
“Cristo
ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. Porque ya
que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección
de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos
serán vivificados.” 1 Cor 15, 20-22
2.- La
Ascensión del Señor
“El
Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la
trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces
nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así
estaremos con el Señor para siempre.” 1 Tes 4, 16-17
3.- La Venida
del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“El
Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo
pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración
del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios» Rom 8,
26-27
4.- La
Asunción de María Santísima a los Cielo
“Cuando
nuestro ser corruptible y mortal se revista de incorruptibilidad e
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: La muerte ha
sido aniquilada por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está,
muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado y la fuerza del pecado
es la ley. Gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor
Jesucristo.” 1 Cor 15, 54-57
5.- La
Coronación De La Virgen Como Reina Y Señora De Todo Lo Creado.
“Si
morimos con El, también viviremos con El; si perseveramos, también reinaremos
con El; si le negamos, Él también nos negará; si somos infieles, El permanece
fiel, pues no puede negarse a sí mismo.” 2 Tm 2, 11-13