Homilía del oficio de maitines
I DOMINGO DE ADVIENTO
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Homilía de San Gregorio, Papa
Deseando nuestro Señor y Redentor hallarnos preparados, nos anuncia los males que acompañarán al mundo en su vejez, para que de esta suerte nos apartemos de su amor. Nos muestra las calamidades que deben preceder a su término, a fin de que, si no queremos temer a Dios mientras gozamos de tranquilidad, por lo menos nos espanten sus castigos y nos atemorice su juicio cercano.
Un poco antes de esta lección del Santo Evangelio, que vuestra caridad acaba de oir, había dicho el Señor: “Se levantarán un pueblo contra otro pueblo y un reino contra otro reino, y acontecerán grandes terremotos por los lugares, pestes y hambres.” Y después de haber pronunciado algunas palabras, añade lo que habéis oído: “Se verán fenómenos prodigiosos en el sol, la luna y las estrellas; y en la tierra estarán consternadas y atónitas las gentes por estruendo del mar y de las olas.” De estas cosas, algunas vemos que ya se han cumplido y otras tememos que presto sucederán.
En cuanto a levantarse unos pueblos contra otros, así como a las demás calamidades que afligen al mundo, vemos en nuestros tiempos mucho más de los que leemos en los libros. Ya sabéis las continuas nuevas llegadas de diversas partes y cuántas ciudades han destruido los terremotos. En cuanto a las pestes, las sufrimos sin cesar. Las señales en el sol, la luna y las estrellas, aun no las vemos tan manifiestas, mas según las mudanzas que del aire experimentamos, podemos creer que no están muy lejanas.