HOMILÍA DEL OFICIO DE MAITINES SOBRE
EL EVANGELIO DEL DOMINGO
XXV DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
VI DOMINGO
DESPUÉS DE EPIFANÍA TRANFERIDO
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
Homilía de San Jerónimo,
presbítero
El reino de los cielos la predicación del
Evangelio y el conocimiento de las Escrituras que conduce a la vida, sobre la
cual se dice a los judíos: "Se os quitará el reino de Dios" ( Mt
21,43); semejante es, pues, este reino de los cielos al grano de mostaza. Entienden muchos por el hombre que sembró en su campo al Salvador, que es
quien siembra en las almas de los fieles; otros dicen que es el hombre mismo el
que siembra en su campo, es decir, en su corazón.
¿Y quién es ése que siembra, sino nuestros sentimientos y nuestra alma?
Porque ésta recibe el grano de la predicación, aumenta la simiente con el riego
de la fe, y la fecunda en el campo de su pecho.La predicación del Evangelio es
la menor de todas las enseñanzas, porque no tiene a primera vista el aspecto de
la verdad, predicando a un hombre Dios, a un Dios muerto, y el escándalo de la
cruz. Comparad semejante doctrina con los dogmas de los filósofos, con el
brillo de su elocuencia y con el arte tan estudiado de sus discursos y veréis
cómo efectivamente es menor que las demás simientes la predicación del
Evangelio.
Cuando se han desarrollado los dogmas de los
filósofos, no presentan ni energía ni vitalidad alguna, sino que todos ellos
son débiles y macilentos y producen legumbres y yerbas que pronto se desecan y
mueren. Pero la predicación del Evangelio (que al principio parecía cosa de poca
importancia), bien se la considere en las almas de los fieles, bien se la mire
en todo el mundo, no se levanta en legumbres, sino que crece en un árbol, de
suerte que las aves del cielo, es decir, las almas de los fieles o las
virtudes, que combaten por el servicio de Dios, vienen y habitan sobre sus
ramas. Por eso sigue: "se hace un árbol de manera que las aves del cielo
vienen y anidan entre sus ramas". Yo pienso que por los ramos del árbol
evangélico que crecieron del grano de mostaza debe entenderse la variedad de
dogmas, sobre los cuales descansan la multitud de aves de que acabamos de
hablar. Tomemos, pues, nosotros, las plumas de la paloma, a fin de que volando
a las cosas más altas podamos habitar en las ramas de ese árbol, colocar
nuestros nidos en las verdades, y huyendo de la tierra subir con prontitud al
cielo.