PREFACIO DE ADVIENTO DE LA LITURGIA GALICANA
Es verdaderamente digno y justo que te demos gracias en todo tiempo y lugar, oh Dios omnipotente, por Nuestro Señor Jesucristo, a quien Juan, el fiel amigo, precedió en su nacimiento, precedió en la predicación del desierto, precedió en la administración del bautismo, que preparaba el camino al que es Juez y Redentor al mismo tiempo. Juan llamó a los pecadores a penitencia y ganando al pueblo para el Salvador, bautizó en el Jordán a los que confesaban sus pecados. No confería la gracia que renueva al hombre plenamente; por eso advertía que esperasen la llegada del Salvador misericordioso; no perdonaba los pecados de los que acudían a él, pero prometía fcl perdón a los que creyesen, y a los que bajando a las aguas de la Penitencia, esperasen el perdón de Aquel que anunciaba ya próximo, y que estaría lleno del don de la Verdad y de la gracia, Nuestro Señor Jesucristo.
(Sacramentarlo, 2.a Misa, in Adv. Dom. Contestatio. P. L. 72, 461.)