MIERCOLES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Fue, se lavó y volvió con vista.
Evangelio según San Juan 9,1-38.
Y al
pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le
preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó: este o sus padres, para que naciera
ciego?». Jesús contestó: «Ni este pecó ni sus padres, sino para que se
manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer
las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». Dicho esto, escupió en
la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y
le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)». Él fue,
se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo
pedir limosna preguntaban: «¿No es ese el que se sentaba a pedir?». Unos
decían: «El mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». Él respondía:
«Soy yo». Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?».
Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los
ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y
empecé a ver». Le preguntaron: «¿Dónde está él?». Contestó: «No lo sé». Llevaron
ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús
hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo
había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé
y veo». Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios,
porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer
semejantes signos?». Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y
tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?». Él contestó: «Que es un
profeta». Pero los judíos no se creyeron que aquel había sido ciego y que había
comenzado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es
este vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora
ve?». Sus padres contestaron: «Sabemos que este es nuestro hijo y que
nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos; y quién le ha abierto los
ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede
explicarse». Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los
judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien
reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor,
preguntádselo a él». Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y
le dijeron: «Da gloria a Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador».
Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; solo sé que yo era ciego y
ahora veo». Le preguntan de nuevo: «¿Qué te hizo, cómo te abrió los
ojos?». Les contestó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso:
¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos
suyos?». Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: «Discípulo de ese
lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a
Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene». Replicó él: «Pues
eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha
abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al
que es piadoso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le
abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si este no viniera de Dios, no
tendría ningún poder». Le replicaron: «Has nacido completamente
empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?». Y lo expulsaron. Oyó Jesús
que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del
hombre?». Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». Jesús
le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es». Él dijo:
«Creo, Señor». Y se postró ante él.
TEXTOS
DE LA MISA Miércoles de
la IV semana
COMENTARIOS:
Homilía
de Maitines ACUDAN
PRESUROSOS AL BAÑO SALUDABLE, SI QUIEREN SER ILUMINADOS. San Agustín
Sta
Teresa de Jesús CON
FE TODO SE ALCANZA
Benedicto
XVI DEJÉMONOS
CURAR POR JESÚS QUE PUEDE Y QUIERA DARNOS LA LUZ DE DIOS