Santo Rosario.
Por la señal...
Monición inicial: En Zaragoza, ciudad de la Hispania Tarraconense, se celebra a san
Braulio, obispo, que, siendo amigo íntimo de san Isidoro, colaboró con él para
restaurar la disciplina eclesiástica en toda Hispania, siendo su semejante en
elocuencia y ciencia (651).
San Braulio imitó en su profunda humildad a la Virgen María; firmaba
siempre: “Braulio, siervo inútil de los
santos de Dios". Ofrecemos este rosario por la santidad de los obispos
y para que brillen en ellos las virtudes de Cristo Buen Pastor.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La
Resurrección del Señor.
“Cristo,
esperanza de todos los creyentes, llama durmientes, no muertos, a los que salen
de este mundo, ya que dice: Lázaro, nuestro amigo, está dormido. Y el apóstol
san Pablo quiere que no nos entristezcamos por la suerte de los difuntos, pues
nuestra fe nos enseña que todos los que creen en Cristo, según se afirma en el
Evangelio, no morirán para siempre: por la fe, en efecto, sabemos que ni Cristo
murió para siempre ni nosotros tampoco moriremos para siempre.”
2.- La
Ascensión del Señor
“debe
sostenernos esta esperanza de la resurrección, pues los que hemos perdido en
este mundo, los volveremos a encontrar en el otro; es suficiente que creamos en
Cristo de verdad, es decir, obedeciendo sus mandatos, ya que es más fácil para
él resucitar a los muertos que para nosotros despertar a los que duermen. Mas
he aquí que, por una parte, afirmamos esta creencia y, por otra, no sé por qué
profundo sentimiento, nos refugiamos en las lágrimas, y el deseo de nuestra
sensibilidad hace vacilar la fe de nuestro espíritu. ¡Oh miserable condición
humana y vanidad de toda nuestra vida sin Cristo!”
3.- La Venida
del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“Cuando
me fijo en esto, el temor se apodera de mi ánimo, habiendo en mí no riqueza,
sino pobreza de ciencia; no fecundidad, sino infecundidad de palabras; pues ni
siquiera sé cuán poco es lo que sé. Quítame, sin embargo, el temor la verdad de
la promesa de Cristo, que nos instruye diciéndonos: «Abre tu boca y yo la
llenaré». En otra parte: «El Señor dará palabra muy poderosa a los que
evangelizan». y también aquello: «No sois
vosotros los que habláis , sino el Espiritu de vuestro Padre es el que
habla en vosotros».”
4.- La
Asunción de María Santísima a los Cielos
“El
mismo que te ha vencido a ti nos ha redimido a nosotros, entregando su vida en
poder de los impíos para convertir a estos impíos en amigos suyos. Son
ciertamente muy abundantes y variadas las enseñanzas que podemos tomar de las
Escrituras santas para nuestro consuelo. Pero bástanos ahora la esperanza de la
resurrección y la contemplación de la gloria de nuestro Redentor, en quien
nosotros, por la fe, nos consideramos ya resucitados, pues, como afirma el
Apóstol: Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él.”
5.- La
Coronación De La Virgen Como Reina Y Señora De Todo Lo Creado.
“No
nos pertenecemos, pues, a nosotros mismos, sino a aquel que nos redimió, de
cuya voluntad debe estar siempre pendiente la nuestra, tal como decimos en la
oración: Hágase tu voluntad. Por eso, ante la muerte, hemos de decir como Job:
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Repitamos,
pues, ahora estas palabras de Job y así, siendo iguales a él en este mundo,
alcanzaremos después, en el otro, un premio semejante al suyo.”