Comentario al Evangelio
II DOMINGO DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Quiere hablar San Francisco
“solamente de cierta gloria accidental que reciben en las conversaciones que
tienen”.
CONVERSACION
DE LOS SANTOS ENTRE SI. “Todos los bienaventurados se conocerán los unos a los
otros, cada uno por su nombre”… Lo mismo que sobre el Tabor, los tres apóstoles
reconocen a Moisés y a Elías, a quien jamás habían visto. “Si es así, ¡oh Dios
mío!, que contento sentiremos viendo a los que tanto hemos amado en esta vida.
Conoceremos también a los nuevos cristianos que se convierten en las Indias, en
el Japón y en los antípodas. Las amistades que fueron buenas durante esta vida
continuaran eternamente en la otra. Amaremos a determinadas personas
especialmente, pero estas amistades particulares no engendraran parcialidades,
pues todos nuestros afectos tomaran su fuerza de la caridad de Dios, quien
guiándonos a todos, hará que amemos a todos y cada uno de los bienaventurados
con el mismo amor eterno con que seremos amados por la Divina Majestad”(ibid.,
p.312-313).
CONVERSACION
CON LOS ANGELES. “Allí nuestros ángeles buenos nos proporcionaran una alegría
mucho mayor de cuanto puede encomiarse cuando se nos den a conocer y nos
presenten tan amorosamente el cuidado que han tenido de nuestra salvación
durante el transcurso de esta vida mortal; nos harán conocer las santas
inspiraciones que nos dictaban, como una leche sagrada que ellos iban a buscar
para nosotros a los pechos de la divina Bondad, con que atraernos a cosas
incomparables dulzuras de las que después habríamos de gozar”... (ibid.).
CONVERSACION
PROPORCIONADA AL RANGO Y DIGNIDAD “Cada cual de los espíritus bienaventurados
tendrá una conversación particular, según su rango y dignidad”.
CONVERSACION
CON MARIA SANTISIMA. “¡Que gozo al entrar en el cielo, donde veremos el rostro
bendito de Maria, resplandeciente de amor de Dios! Y si Santa Isabel quedo
transportada de dicha y de contento cuando, en el día en que la visitó, oyole
entonar el divino canto del Magníficat,
¡como vibrarán nuestros corazones y nuestro espíritu de increíble alegría
cuando oigan entonar por esta sacratísima cantora el himno eterno de amor! ¡Oh
que dulce melodía! Sin duda entraremos en éxtasis amoroso, que no entorpecerán
las funciones de nuestras potencias, preparadas maravillosamente en el divino
encuentro con la Santísima Virgen para mejor alabar y glorificar a Dios, que tantas gracias otorgó y a nosotros
también, dándonos la de conversar familiarmente con ella” (ibid., 315).
EL
TEMA DE LA CONVERSACION: 1.) Hablaran de
las misericordias que Dios les hizo en la tierra, por las cuales alcanzaron
la felicidad que gozan. 2.) De la pasión
y muerte de Jesucristo (como se hablaba de ese tema en el Tabor). “Ah, si
pudiéramos comprender algo del consuelo de los bienaventurados al hablar de
esta amorosa muerte, de qué manera nuestras almas se deleitarían pensando en
ello!” (ibid.).
HABLAREMOS
CON DIOS. 1.) Felicidad indecible e inenarrable cuando “a través de la llaga
del sagrado costado de Jesucristo, veamos el corazón adorable de nuestro
Maestro ardiendo del amor que nos tiene, corazón donde leeremos nuestros nombres
escritos con letras de amor”. La consideración de los pensamientos de paz que
animaban aquel corazón y el cuidado, que veremos, con que preparo cuanto
concernía a nuestra salvación, “inflamara nuestros corazones de un placer y de
un ardor incomparable”
2.)
Felicidad al oír la conversación de las tres divinas personas en el seno de la
Trinidad glorificándose mutuamente y también cuando nos dirige a nosotros la
conversación. “Sera tal, que el hombre no puede decir; será algo tan secreto
que nadie lo podrá oír, sino Dios y aquel con el cual Dios hable. El dirá
palabras tan particulares a cada uno de los bienaventurados, que no abra otras
semejantes…” (ibid., p.316-317).
San
Francisco de Sales