BIBLIA E INCULTURACIÓN
Reflexión diaria acerca de la Palabra de
Dios.
El misterio de la Encarnación nos manifiesta, por una parte, que Dios se
comunica siempre en una historia concreta, asumiendo las claves culturales
inscritas en ella, pero, por otra, la misma Palabra puede y tiene que
transmitirse en culturas diferentes, transfigurándolas desde dentro, mediante
lo que el Papa Pablo VI llamó la evangelización de las culturas. La
Palabra de Dios, como también la fe cristiana, manifiesta así un carácter
intensamente intercultural, capaz de encontrar y de que se encuentren
culturas diferentes.
En este contexto, se entiende también el valor de la inculturación
del Evangelio. La Iglesia está firmemente convencida de la capacidad de la
Palabra de Dios para llegar a todas las personas humanas en el contexto
cultural en que viven: por eso, la inculturación no ha de consistir en procesos
de adaptación superficial, ni en la confusión sincretista, que diluye la
originalidad del Evangelio para hacerlo más fácilmente aceptable. El auténtico
paradigma de la inculturación es la encarnación misma del Verbo: una cultura,
transformada y regenerada por el Evangelio, genere de su propia tradición viva
expresiones originales de vida, celebración y pensamiento cristianos.
Cfr.
Verbum Domini, 114