LA PALABRA DE DIOS Y LA CARIDAD EFECTIVA
Reflexión diaria acerca de la Palabra de
Dios.
Jesús pasó por este mundo haciendo el bien. Todos los
creyentes han de comprender la necesidad de traducir en gestos de amor la
Palabra escuchada, porque sólo así se vuelve creíble el anuncio del Evangelio,
a pesar de las fragilidades humanas que marcan a las personas. Escuchando la
Palabra de Dios en la Iglesia, se despierta la caridad y la justicia para todos,
sobre todo para los pobres. El amor –caritas– siempre será necesario,
incluso en la sociedad más justa... Quien intenta desentenderse del amor se
dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre. Dice san Agustín: «La
plenitud de la Ley y de todas las divinas Escrituras es el amor... El que cree,
pues, haber entendido las Escrituras, o alguna parte de ellas, y con esta
comprensión no edifica este doble amor de Dios y del prójimo, aún no las
entendió»
Para ello hemos de meditar con frecuencia el himno a
la caridad escrito por el Apóstol Pablo, y a dejarse inspirar por él: «el amor
es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni
se engríe; no es mal educado, ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del
mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin
límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no
pasa nunca» (1 Co 13,4-8).
Cfr.
Verbum Domini, 103