sábado, 4 de marzo de 2017

EVANGELIO DEL DÍA: Ánimo, soy yo, no temáis.

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Evangelio según San Marcos 6,47-56.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra. Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron. Pero él habló enseguida con ellos y les dijo: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo». Entró en la barca con ellos y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada. Terminada la travesía, llegaron a Genesaret y atracaron.  Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que la tocaban se curaban.

Comentarios:
LA BARCA DE LA IGLESIA. San Beda el venerable. Homilía de maitines
EL SEÑOR SIEMPRE ESTÁ CERCA. Benedicto XVI