ENSEÑANZA
SOCIAL: ENCUENTRO DEL EVANGELIO CON EL HOMBRE.
REFLEXIÓN DIARIA DEL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (n. 8)
8 Este
documento pretende presentar, de manera completa y sistemática, aunque
sintética, la enseñanza social, que es fruto de la sabia reflexión magisterial
y expresión del constante compromiso de la Iglesia, fiel a la Gracia de la
salvación de Cristo y a la amorosa solicitud por la suerte de la humanidad.
La enseñanza social de la Iglesia, no es
un invento de los últimos siglos, ni una desviación “político-social” de la fe
cristiana y la misión espiritual de la Iglesia. La enseñanza social de la
Iglesia nace con la misma Iglesia que acoge el Evangelio de su único Maestro y
Señor, y de su asimilación a lo largo de su historia. Doctrina social
encontramos en las páginas de los Evangelios, en las cartas paulinas y en el
libro de los hechos de los Apóstoles, en los escritos de los Padre de la
Iglesia y en los documentos conciliares y pontificios a lo largo de toda la
historia de la Iglesia.
Hay dos tópicos o críticas habituales a la
Iglesia que son falsas. La primera de ella es la visión de la Iglesia, alejada
de los pobres y amiga de los ricos y del poder. Visión falsa, pues desde el
mismo inicio la caridad fue la nota distintiva de los discípulos de Jesús. Ninguna
institución ni ninguna persona puede igualar la acción caritativa de la
Iglesia: los que algunos han tomado como bandera, lo lleva haciendo la Iglesia
desde hace 2000 años.
La otra visión afecta a la enseñanza de la
doctrina social. Para muchos católicos, que la Iglesia y sus pastores hablen de
política, de economía, de ecología, de
derechos sociales, de trabajo es una intromisión en un ámbito que no le
corresponde. Éstos, no han comprendido la salvación universal que Cristo ha
venido a salvar. Su fe es una fe cómoda, que no compromete, que se oculta tras
las “devociones” personales, una fe privada e individualista.
La doctrina social de la Iglesia nace del
encuentro del Evangelio con el hombre concreto. Un Evangelio que ha de dar
respuesta a las situaciones y a los problemas de los hombres en su “hoy”, en
sus circunstancias históricas concretas. Y esto, es el desafío que la Iglesia y
nosotros como creyentes hemos de afrontar para cumplir con la misión recibida
en nuestra confirmación de ser testigos de Jesús, de llevar la salvación a todos
los hombres.