miércoles, 23 de noviembre de 2022

DÍA 24. DEL JUICIO UNIVERSAL

DÍA 24. DEL JUICIO UNIVERSAL

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ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 

Ejercicio de Preparación para una buena muerte extractado de los textos de San Alfonso María de Ligorio

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, hagamos un acto de contrición, reconociéndonos pecadores:

 

Señor mío Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido.

También me pesa porque podáis castigarme

con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia

que me fuera impuesta. Amén

 

*

MEDITACIÓN DIARIA ASIGNADA A CADA DÍA

 

DÍA 24

DEL JUICIO UNIVERSAL

 

Conocido será el Señor que hace justicia. Sal. 9, 17

 

En el día del juicio universal nuestro divino Redentor se hará reconocer por todos como universal y Soberano Señor de todas las cosas (Sal 9, 17). Ese día será «de ira, de tribulación y de angustia; día de miseria y desventura» (Sof 1, 15). Veamos cómo ha de suceder el juicio en ese gran día.

Antes que se presente el divino Juez le precederá maravilloso fuego del Cielo (Sal 96, 3), que abrasará la tierra y cuanto en ella exista (2Pe 3, 10) para purificarla de pecados. Muertos los hombres, resonará la trompeta y todos resucitarán (1Co 15, 52). A ese sonido pavoroso descenderán las almas hermosísimas de los bienaventurados para unirse a sus cuerpos, con los cuales sirvieron a Dios en este mundo; y las almas infelices de los condenados saldrán del infierno y se unirán a sus cuerpos malditos, que fueron instrumentos para ofender a Dios.

Los ángeles, portando los signos de la pasión de Cristo (según santo Tomás), reunirán a todos en el valle de Josafat para ser juzgados y separarán allí a los justos de los réprobos. Asesores serán de este juicio los santos Apóstoles y todos los que los imitaron y, con Jesucristo, juzgarán a los pueblos (Hom 20 in Mt.). Allí estará también la Reina de los Ángeles y de los hombres, María Santísima.

Comenzará el juicio abriéndose los libros del proceso, es decir, las conciencias de todos (Dn 7, 10). Los primeros testimonios contra los réprobos serán del demonio, que dirá, según San Agustín: «Justísimo Juez, sentencia que son míos los que no quisieron ser tuyos». Acusará después la propia conciencia de los hombres (Rom 2, 15). Darán luego testimonio los lugares en que, los pecadores ofendieron a Dios (Hab 2, 11) y testigo será, por último, el mismo Juez que estuvo presente en cuantas ofensas le hicieron.

Los pecados de los elegidos no serán descubiertos, sino que continuarán ocultos, según lo que dice David: Bienaventurados aquéllos cuyas iniquidades han sido perdonadas y cuyos pecados han sido encubiertos (Sal 31, 1).

Llegada la hora de la sentencia, Jesucristo dirá a los elegidos: Venid, benditos de mi Padre; poseed el reino que os está preparado desde el principio del mundo (Mt 25, 34). La Virgen Santísima bendecirá a sus devotos y los invitará a entrar con Ella en el Cielo. Y así, los justos, entonando gozosos Aleluyas, irán a la gloria celestial para poseer, alabar y amar a Dios eternamente. Los réprobos, por el contrario, irán al fuego eterno (Mt 25, 41).

 

AFECTOS Y SÚPLICAS

¡Oh, Jesús y Redentor mío, que un día habéis de ser mi Juez, perdonadme antes que llegue ese día temible! No apartes de mí tu rostro (Sal. 101, 3). Ahora sois mi Padre, y como tal, recibid en vuestra gracia a un hijo que vuelve a Vos arrepentido. Vos, Jesús mío, condenáis a los pecadores obstinados, pero no a los que se arrepienten y os quieren amar. Aquí estoy, a vuestros pies, arrepentido... Decidme que me perdonáis... Recibidme en vuestro Corazón, e inflamadme allí en vuestro amor santísimo, de tal suerte, que no piense jamás en apartarme de Vos.

María, Madre nuestra, tened misericordia de mí ahora que aún hay tiempo. Jamás me habéis abandonado. Socorredme ahora que resuelvo amaros y serviros siempre. ¡Oh, María Vos sois mi esperanza!

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PARA FINALIZAR CADA DÍA

 

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, descanse en vos el alma mía.

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

También pueden utilizarse SÚPLICAS FINALES A JESÚS CRUCIFICADO  PARA OBTENER LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE http://misagregorianatoledo.blogspot.com/2022/10/suplicas-jesus-crucificado-para-obtener.html?m=1