Via Crucis San Juan de La Cruz by IGLESIA DEL SALVADOR DE TOL...
Vía Crucis San Juan de La Cruz
INTRODUCCIÓN
Vamos a recorrer el camino de la cruz acompañados con textos de S. Juan de la Cruz, místico, poeta y Doctor de la Iglesia. Con él recorreremos el camino de cruz de Cristo Esposo.
Así oraba san Juan de la Cruz en Dichos de Amor y de Luz:
“Amas tú, Señor, la discreción, amas la luz,
amas el amor sobre las demás operaciones del alma.
Por eso, estos dichos serán de discreción para el caminar,
de luz para el camino y de amor en el caminar.
Quédese, pues, lejos la retórica del mundo;
quédense las parlerías y elocuencia seca
de la humana sabiduría, flaca e ingeniosa,
de que nunca tú gustas,
y hablemos palabras al corazón
bañadas en dulzor y amor, de que tú bien gustas,
quitando por ventura delante obstáculos y tropiezos
a muchas almas que tropiezan no sabiendo,
y no sabiendo van errando,
pensando que aciertan
en lo que es seguir a tu dulcísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
y hacerse semejantes a él
en la vida, condiciones y virtudes,
y en la forma de la desnudez y pureza de su espíritu.
Mas dala tú, Padre de misericordias,
porque sin ti no se hará nada, Señor.
Amén.”
EJERCICIO DEL SANTO VIACRUCIS
Por la señal de la Santa Cruz
de nuestros enemigos,
líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
ACTO DE CONTRICCIÓN
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Al principio de cada estación se puede decir:
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Y al final de cada estación:
V/. Señor, pequé.
R/. Tened piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.
V/. Bendita y alabada sea la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo
R/. Y los Dolores de su Santísima Madre al pie de la cruz.
PRIMERA ESTACIÓN
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.
Les díce Pilato: «Y qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «Sea crucificado!» - «Pero qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «Sea crucificado!» Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.» Y todo el pueblo respondió: «Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
Mateo 27, 22-25
Dice san Juan de la Cruz en su segundo libro de la Subida del Monte Carmelo: - Cuán angosta es la puerta y estrecho el camino que guía a la vida, y pocos son los que le hallan! (Mt.7,14). Es de notar que primero dice que es angosta la puerta, para dar a entender que, para entrar el alma por esta puerta de Cristo, que es el principio del camino, primero se ha de angostar y desnudar la voluntad en todas las cosas sensuales y temporales, amando a Dios sobre todas ellas (2 Subida 7,2).
SEGUNDA ESTACIÓN
JESÚS CARGA LA CRUZ.
Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César.» Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús. [.] Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.» Ellos gritaron: «Fuera, fuera! Crucifícale!» Les dice Pilato: «A vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César.» Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota.
Juan 19, 12-16
Dice san Juan de la Cruz en su segundo libro de la Subida del Monte Carmelo: El verdadero espíritu antes busca lo desabrido en Dios que lo sabroso, y más se inclina al padecer que al consuelo, y más a carecer de todo bien por Dios que a poseerle, y a las sequedades y aflicciones que a las dulces comunicaciones, sabiendo que esto es seguir a Cristo y negarse a sí mismo, y es otro, por ventura, buscarse a sí mismo en Dios, lo cual es harto contrario al amor. Porque buscarse a sí en Dios es buscar los regalos y recreaciones de Dios; mas buscar a Dios en sí es no sólo querer carecer de eso y de eso otro por Dios, sino inclinarse a escoger por Cristo todo lo más desabrido, ahora de Dios, ahora del mundo; y esto es amor de Dios. (2S 7,5).
TERCERA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
Lucas 12, 14
Dice san Juan de la Cruz en su libro Cántico espiritual: - Oh, si se acabase ya de entender cómo no se puede llegar a la espesura y sabiduría de las riquezas de Dios, que son de muchas maneras, si no es entrando en la espesura del padecer de muchas maneras, poniendo en eso el alma su consolación y deseo! Y cómo el alma que de veras desea sabiduría divina, desea primero el padecer, para entrar en ella, en la espesura de la Cruz! Que por eso san Pablo amonestaba a los de Éfeso (Ef. 3, 13, 17-19) que no desfalleciesen en las tribulaciones, que estuviesen bien fuertes y arraigados en la caridad para que pudiesen comprender con todos los santos qué cosa sea la anchura y la longura y la altura y la profundidad, y para saber también la supereminente caridad de la ciencia de Cristo, para ser llenos de todo henchimiento de Dios. Porque, para entrar en estas riquezas de su sabiduría, la puerta es la cruz, que es angosta. Y desear entrar por ella es de pocos; mas desear los deleites a que se viene por ella, es de muchos. (CB 36,13).
CUARTA ESTACIÓN
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE.
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.
Lucas 2, 33-35
Dice san Juan de la Cruz en su libro Cántico espiritual: - Porque, a modo de los ángeles, que perfectamente estiman las cosas que son de dolor sin sentir dolor y ejercitan las obras de misericordia sin sentimiento de compasión, le acaece al alma en esta transformación de amor; aunque algunas veces y en algunas sazones dispensa Dios con ella, dándole a sentir cosas y a padecer en ellas, porque más merezca y se afervore en el amor, o por otros respetos, como hizo con la Madre Virgen (CB 20,10).
QUINTA ESTACIÓN
SIMÓN EL CIRINEO AYUDA A JESÚS
A LLEVAR LA CRUZ
Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.
Marcos 15, 21-22
Dice san Juan de la Cruz en su segundo libro de la Subida al Monte Carmelo: - De donde nuestro Señor dijo: Mi yugo es suave y mi carga ligera, la cual es la cruz (Mt.11,30). Porque, si el hombre se determina a sujetarse a llevar esta cruz, que es un determinarse de veras a querer hallar y llevar trabajo en todas las cosas por Dios, en todas ellas hallará grande alivio y suavidad para (andar) este camino, así desnudo de todo, sin querer nada. Empero, si pretende tener algo, ahora de Dios, ahora de otra cosa, con propiedad alguna, no va desnudo ni negado en todo; y así, ni cabrá ni podrá subir por esta senda angosta hacia arriba. (2 S 7,7).
SEXTA ESTACIÓN
VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Cómo dices tú: Muéstranos al Padre?
Juan 14, 9
Dice san Juan de la Cruz en su libro Cántico espiritual: - El alma enamorada es impaciente, le dice al Amado: ¿Por qué, pues has llagado a este corazón, no le sanaste? No se querella porque la haya llagado, porque el enamorado, cuanto más herido, está más pagado, sino que, habiendo llagado el corazón no le sanó acabándole de matar. Porque son las heridas de amor tan dulces y tan sabrosas que, si no llegan a morir, no la pueden satisfacer; pero son tan sabrosas, que querría la llagasen hasta acabarla de matar. Y por eso dice: ¿Por qué, pues has llagado este corazón, no le sanaste? Como si dijera: ¿por qué, pues le has herido hasta llagarle, no le sanas, acabándole de matar de amor? Pues eres tú la causa de la llaga en dolencia de amor, sé tú la causa de la salud en muerte de amor; porque, de esta manera, el corazón que está llagado con el dolor de tu ausencia, sanará con el deleite y gloria de tu dulce presencia. (CB 9,3).
SÉPTIMA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec. El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Hebreos 5, 5-9
Dice san Juan de la Cruz en Dichos de luz y amor: - Para enamorarse Dios del alma, no pone los ojos en su grandeza, mas en la grandeza de su humildad. El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener grande desnudez y padecer por el Amado. (D nn.101 y 114).
OCTAVA ESTACIÓN
JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: Caed sobre nosotros! Y a las colinas: Cubridnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco qué se hará?»
Lucas 23, 27-31
Dice san Juan de la Cruz en su libro Cántico espiritual: - La suavidad y noticia que da Dios de sí al alma que le busca, es rastro y huella por donde se va conociendo y buscando a Dios. Pero dice aquí el alma al Verbo su Esposo: A zaga de tu huella, esto es, tras el rastro de suavidad que de ti les imprimes e infundes y olor que de ti derramas las jóvenes discurren al camino. Es a saber: las almas devotas, con fuerzas de juventud recibidas de la suavidad de tu huella, discurren, esto es, corren por muchas partes y de muchas maneras (que eso quiere decir discurrir) cada una por la parte y suerte que Dios le da de espíritu y estado, con muchas diferencias de ejercicios y obras espirituales, al camino de la vida eterna, que es la perfección evangélica, por la cual encuentran con el Amado en unión de amor después de la desnudez de espíritu acerca de todas las cosas. Que por eso, la Esposa en los Cantares (1, 3) pidió al Esposo esta divina atracción, diciendo: Atráeme tras de ti, y correremos al olor de tus ungüentos. Y después que le dio este divino olor, dice: Al olor de tus ungüentos corremos; las jóvenes te amaron mucho. Y David (Sal. 118, 32) dice: El camino de tus mandamientos corrí cuando dilataste mi corazón. (CB 25,3-4).
NOVENA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Pues en mí se han clavado tus saetas, ha caído tu mano sobre mí; Mis culpas sobrepasan mi cabeza, como un peso harto grave para mí; Señor, todo mi anhelo ante tus ojos, mi gemido no se te oculta a ti. Me traquetea el corazón, las fuerzas me abandonan, y la luz misma de mis ojos me falta. [.] Que en ti, Señor, yo espero, tú responderás, Señor, Dios mío. He dicho:!no se rían de mí, no me dominen cuando mi pie resbale!». Y ahora ya estoy a punto de caída, mi tormento sin cesar está ante mí.
Salmo 38
Dice san Juan de la Cruz en los Dichos de luz y amor: - ¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío? ¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste? (D 26).
DÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica. Y esto es lo que hicieron los soldados.
Juan 19, 23-24
Dice san Juan de la Cruz en su segundo libro de la Noche Oscura: - No se puede venir a esta unión sin gran pureza, y esta pureza no se alcanza sin gran desnudez de toda cosa criada y viva mortificación. Lo cual es significado por desnudar el manto a la Esposa y llagarla de noche en la busca y pretensión del Esposo; porque el nuevo manto que pretendía del desposorio no se le podía vestir sin desnudar el viejo. Por tanto, el que rehusare salir en la noche ya dicha a buscar al Amado y ser desnudado de su voluntad y mortificado, sino que en su lecho y acomodamiento le busca, como hacía la Esposa, no llegará a hallarle, como esta alma dice de sí que lo halló, saliendo ya a oscuras y con ansia de amor. (2N 24,4).
UNDÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ.
Era la hora tercia cuando le crucificaron. Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos.» Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz! Igualmente, los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados.
Marcos 15, 25-32
Dice san Juan de la Cruz en su segundo libro de la Subida del Monte Carmelo: - Cierto está que al punto de la muerte, [Jesús], quedó también aniquilado en el alma sin consuelo y alivio alguno, dejándole el Padre así en íntima sequedad, según la parte inferior; por lo cual fue necesitado a clamar diciendo: Dios mío, Dios mío!, por qué me has desamparado? (Mt. 27, 46). Lo cual fue el mayor desamparo sensitivamente que había tenido en su vida. Y así, en el hizo la mayor obra que en (toda) su vida con milagros y obras había hecho, ni en la tierra ni en el cielo, que fue reconciliar y unir al género humano por gracia con Dios. Y esto fue, como digo, al tiempo y punto que este Señor estuvo más aniquilado en todo, conviene a saber: acerca de la reputación de los hombres, porque, como lo veían morir, antes hacían burla de él que le estimaban en algo; y acerca de la naturaleza, pues en ella se aniquilaba muriendo; y acerca del amparo y consuelo espiritual del Padre, pues en aquel tiempo le desamparó porque puramente pagase la deuda y uniese al hombre con Dios, quedando así aniquilado y resuelto así como en nada. (2S 7,11).
DUODÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS MUERE EN LA CRUZ.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.» Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
Juan 19, 28-30
Del segundo libro de la Subida del Monte Carmelo: - Para que entienda el buen espiritual el misterio de la puerta y del camino de Cristo para unirse con Dios, y sepa que cuanto más se aniquilare por Dios, según estas dos partes, sensitiva y espiritual, tanto más se une a Dios y tanto mayor obra hace. Y cuando viniere a quedar resuelto en nada, que será la suma humildad, quedará hecha la unión espiritual entre el alma y Dios, que es el mayor y más alto estado a que en esta vida se puede llegar. No consiste, pues, en recreaciones y gustos, y sentimientos espirituales, sino en una viva muerte de cruz sensitiva y espiritual, esto es, interior y exterior. (2 S 7,11).
DECIMOTERCERA ESTACIÓN
JESÚS ES DESCENDIDO DE LA CRUZ
Y PUESTO EN BRAZOS DE SU MADRE.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás y María Magdalena... Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto...uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. Después de esto, José de Arimatea pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de mirra y áloe.
Juan 19, 25. 33-39
De las poesías de S. Juan de la Cruz:
Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos
y muerto se ha quedado asido dellos
el pecho del amor muy lastimado.
Estando ausente de ti
qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero, porque no muero.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado. (P.V Noche Oscura).
DECIMOCUARTA ESTACIÓN
JESÚS ES SEPULTADO.
Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo. Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José, quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José se fijaban dónde era puesto.
Marcos 15, 42-47
Dice san Juan de la Cruz en los Dichos de luz y amor: Viva crucificada interior y exteriormente con Cristo, vivirá en esta vida con hartura y satisfacción de su alma, poseyéndola en su paciencia. (D 91).
"Si quieres ser perfecto, vende tu voluntad y dásela a los pobres de espíritu, ven a Cristo en actitud de hombre y humildad y síguelo al calvario y al sepulcro. (D 176).
Para ganar la indulgencia concedida al rezo del Viacrucis, por las intenciones del Papa.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
ORACIÓN DEL ALMA ENAMORADA.
San Juan de la Cruz
¡Señor Dios, amado mío!
No me quitarás, Dios mío,
lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo,
en que me diste todo lo que quiero.
Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.
Míos son los cielos y mía es la tierra;
mías son las gentes,
los justos son míos y míos los pecadores;
los ángeles son míos, y la Madre de Dios
y todas las cosas son mías;
y el mismo Dios es mío y para mí,
porque Cristo es mío y todo para mí.
Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía?
Tuyo es todo esto, y todo es para ti.
No te pongas en menos ni repares en meajas
que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y gloríate en tu gloria;
escóndete en ella y goza,
y alcanzarás las peticiones de tu corazón. Amén.