SÁBADO DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Lo he glorificado y volveré a glorificarlo
Evangelio según San Juan 12,10-36.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a
Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en
Jesús. Al día siguiente, la gran multitud de gente que había venido a la
fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramos de palmeras y
salieron a su encuentro gritando: «¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel». Encontrando Jesús
un pollino montó sobre él, como está escrito: «No temas, hija de Sión; he
aquí que viene tu Rey, sentado sobre un pollino de asna». Estas cosas no
las comprendieron sus discípulos al principio, pero cuando Jesús fue
glorificado, entonces se acordaron de que esto estaba escrito acerca de él y
que así lo habían hecho para con él. Entre la gente que daba testimonio
se encontraban los que habían estado con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro
y lo resucitó de entre los muertos. Por esto, también le salió al
encuentro la muchedumbre porque habían oído que él había hecho este signo.
Por su parte, los fariseos se dijeron a sí mismos: «Veis que no
adelantáis nada. He aquí que todo el mundo le sigue». Entre los que habían
venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a
Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe
fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús
les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del
hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en
tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se
ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se
guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y
donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo
honrará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta
hora? Pero si por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu
nombre». Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a
glorificarlo». La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un
trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra
y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser
juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera.
Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Esto
lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir. La gente le
replicó: «La Escritura nos dice que el Mesías permanecerá para siempre; ¿cómo
dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto? ¿Quién es ese
Hijo de hombre?». Jesús les contestó: «Todavía os queda un poco de luz;
caminad mientras tenéis luz, antes de que os sorprendan las tinieblas. El que
camina en tinieblas no sabe adónde va; mientras hay luz, creed en la luz,
para que seáis hijos de la luz». Esto dijo Jesús y se fue y se escondió de
ellos.
TEXTOS
DE LA MISA -Sábado de
la semana de Pasión
COMENTARIOS:
Homilía
de Maitines CRISTO ES REY PORQUE RIGE LAS ALMAS. San Agustín
Sta
Teresa de Jesús
Benedicto
XVI EL AMOR NO MUERE