PALABRA DE DIOS Y LOS OBISPOS
Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es indispensable para formar el corazón
de un buen pastor, ministro de la Palabra. Los obispos, presbíteros y diáconos
no pueden pensar de ningún modo en vivir su vocación y misión sin un compromiso
decidido y renovado de santificación, que tiene en el contacto con la Biblia
uno de sus pilares.
A los que han sido llamados al episcopado, y
son los primeros y más autorizados anunciadores de la Palabra. Para alimentar y
hacer progresar la propia vida espiritual, el Obispo ha de poner siempre en
primer lugar, la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Todo Obispo debe
encomendarse siempre y sentirse encomendado a Dios y a la Palabra de su gracia,
que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados
(Hch 20,32). Por tanto, antes de ser transmisor de la Palabra, el
Obispo, al igual que sus sacerdotes y los fieles, e incluso como la Iglesia
misma, tiene que ser oyente de la Palabra. Ha de estar como “dentro de” la
Palabra, para dejarse proteger y alimentar como en un
regazo materno. A imitación de María, Virgo audiens y Reina de los
Apóstoles, recomiendo a todos los hermanos en el episcopado la lectura personal
frecuente y el estudio asiduo de la Sagrada Escritura.
Cfr. Verbum Domini, 79