PALABRA DE DIOS, MATRIMONIO Y FAMILIA
Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.
Con el anuncio de la Palabra de Dios, la Iglesia
revela a la familia cristiana su verdadera identidad, lo que es y debe ser
según el plan del Señor.
La Palabra de Dios está en
el origen del matrimonio (cf. Gn 2,24) y Jesús mismo ha querido elevar
a sacramento lo que originariamente está inscrito en la naturaleza humana. En
el sacramento, el hombre y la mujer pronuncian una palabra profética de
recíproca entrega, el ser “una carne”, signo del misterio de la unión de Cristo
con la Iglesia (cf. Ef 5,32).
Frente al difundido desorden de los afectos y al
surgir de modos de pensar que banalizan el cuerpo humano y la diferencia
sexual, la Palabra de Dios reafirma la bondad originaria del hombre, creado
como varón y mujer, y llamado al amor fiel, recíproco y fecundo.
Los esposos son los primeros anunciadores de la
Palabra de Dios ante sus propios hijos, que ayudados por la Iglesia han de fomentar
la oración en familia, la escucha de la Palabra y el conocimiento de la Biblia.
Los esposos han de recordar, además, que «la Palabra
de Dios es una ayuda valiosa también en las dificultades de la vida conyugal y
familiar».
Deseo subrayar el cometido de las mujeres respecto
a la Palabra de Diosn en su papel indispensable en la familia, la
educación, la catequesis y la transmisión de los valores. En efecto, «ellas
saben suscitar la escucha de la Palabra, la relación personal con Dios y
comunicar el sentido del perdón y del compartir evangélico», así como ser
portadoras de amor, maestras de misericordia y constructoras de paz, comunicadoras
de calor y humanidad, en un mundo que valora a las personas con demasiada
frecuencia según los criterios fríos de explotación y ganancia.
Cfr. Verbum Domini, 85