Santo Rosario.
Por la
señal...
Monición inicial: Entre
los santos y beatos de este día, se encuentra el beato Carlos Gnocchi,
sacerdote de Milán, llamado "el apóstol de los mutilados" por su
especial dedicación a los huérfanos y heridos de guerra, particularmente a los
niños. Falleció de un cáncer el 28 de febrero de 1956, a la edad de 54 años.
Como testimonio de su
devoción y amor a la Virgen, puso bajo su protección casi todos los centros de
su fundación.
Queriendo que nuestra vida
este bajo la protección materna de María, la invocamos en este santo rosario
para que nos encendamos en el amor al prójimo. Ofrecemos este rosario por todos
aquellos que sufren en el alma y en el cuerpo las consecuencias de la guerra y
la enfermedad, particularmente de los niños.
MISTERIOS
DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“El dolor
tiene un gran poder sobre el corazón de Dios, del cual es necesario
aprovecharse para provecho de muchos.”
2. La flagelación de Jesús atado a la
columna.
“En la economía de la redención cristiana, el dolor
del hombre es complemento necesario del
dolor y de la muerte redentora de Cristo:
“Cumplo en mi cuerpo lo que falta a la Pasión de Cristo” (Col 1,24) y puesto que la redención de Cristo es total,
cada cristiano debe aportar la
contribución de su propio sufrimiento personal. .”
3. La coronación de espinas
“"En la misteriosa economía de la cristiandad,
se permite el sufrimiento de los inocentes, para que las obras de Dios se
manifiesten, y también las de los hombres: el amoroso e incansable fruto del
trabajo de la ciencia, las obras multiformes de la solidaridad humana, las
maravillas de la caridad sobrenatural."
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas
camino del Calvario
“Por tanto el cuidado de los enfermos, las artes de
la medicina, la caridad hacia los
sufrientes y la lucha contra todas las causas del sufrimiento humano, son una verdadera y
continua redención material, que forman parte de la redención “total” de Cristo
y de ella sacan todo el empeño y la
dignidad.”
5. La crucifixión y muerte del Señor
“El motivo más alto y más noble, la meta más sublime y sublimadora a la que hay que
conducir el dolor del niño, como todo
otro dolor, es ciertamente Jesucristo crucificado. Cuando un niño haya llegado a comprender la
semejanza que existe ente su dolor y el
de Cristo, la belleza que él puede darle a
todo su sufrimiento, tanto para sí mismo como para los demás, al insertarlo en el dolor de Cristo, y el deber que él
tiene de imitar el comportamiento y los
sentimientos de Jesús en los momentos del
dolor, habrá tocado el centro más profundo y más inexplorado, el más original y operante de todo el
cristianismo, el “punto virginal” de la
doctrina de Cristo.