Después del dogma evangélico de los doce Apóstoles,
que ya proclama por todo el mundo el reino de Cristo,
y después de la sagrada pluma de Pablo,
la curia del mundo vencida por él quedó estupefacta
viendo callar por fin a los sofistas.
¡Oh Martín!, la fría Germania despierta el amor de Cristo
con los signos de tus milagros y la alabanza de tus méritos
se inflama y con el fuego encendido del Espíritu Divino
deshiela las nieves acumuladas por el hostil Aquilón.
Incultas y variadas gentes pones bajo la piadosa alianza de Cristo.
Alamanes, sajones, turingios, panonios, rugios, esclavonios, naras,
sármatas, datos, ostrogodos, francos, burgundios, dacios y alanos
se alegran de haber conocido a Dios a través de ti.
Admirando tus milagros aprendieron los suevos
porque sendero de la fe deben caminar
y, entregados a tus méritos, levantando estos atrios
con un suntuoso techo han edificado un venerable templo de Cristo,
en el que la clara gracia de tus milagros declara vigorosa
que tú estás presente, elegido por los votos de tus milagros,
y, como te tiene gozosa la Galia como pastor,
te tenga por Patrono toda Galicia.