DÍA
DIECINUEVE
I. Malva-rosa y de olor, y la pasionaria
1. La pasionaria es una flor que se abre en mayo, y
nos descubre la figura de una corona de espinas, cinco llagas, y tres
clavos sobre una estrella de diez rayos y la hoja tiene el número siete;
pero de por sí no puede formar ramillete porque le falta olor. La
juntaremos con la malvarosa, y la de olor con sus especies.
II. La paciencia
2. Puesto el hombre en marcha por el camino de la
virtud, ha de sostenerse en medio de las pruebas, tribulaciones y
contradicciones, firme, fuerte, leal, invariable. Sostener, aguantar,
soportar y sufrir las penas y persecuciones que por causa de la virtud nos
vienen, es cosa de la paciencia. La pasión nuestra, sufrida por Dios, es
una flor. La malvarosa es otra flor: su hoja es muy dulce y suave… la
pena se convierte en consuelo y es suave la carga cuando se lleva por
Dios. La malva, en varias de sus especies, despide una fragancia muy
delicada, fina y suave cuando se aplasta, se comprime y se aprieta. Así es
la virtud de la paciencia; si la pena, la tribulación y la persecución la
toca, la muele y la pisa, es precisamente en la presión que llena el
jardín de un perfume muy aromático y de gusto muy suave.
3. María en su pasión nos presentó una hermosa
flor: tres clavos, cinco llagas, una corona de espinas son los
adornos de ésta y, en su pena y en la opresión y presión de
su corazón, llenó al mundo todo de fragancia suavísima, procedente de
una paciencia a toda prueba.
IV. La pasionaria y la malva a María
4 . Venida la tri bulación y la persecución, ¿la
recibes con ánimo igual, invariable, inmutable y firme?; cuando te
tocan, cuando te pisan, cuando te comprimen ¿prorrumpes en quejas y
en mu rmu raciones? ¿o bien, despides el olor suave y dulce de la
paciencia? ¿llaga la prueba? ¿te abres y ofreces en flor, clavo s, llagas
y coronas? ¿o bien te erizas como el espinal? Piénsalo bien, medítalo
bien; y coge la pasionaria y la malva-rosa y, al ponerla en manos de
María, le dirás:
Presentación de la flor
ORACIÓN. Señora:
Os ofrezco la pasionaria como señal de mi resignación en sufrir. Yo me obligo y
comprometo a tomar voluntariamente, de buen grado y gusto las penas, las
con tradiciones y las tribulaciones. Presentad mi pasión a
vuestro Hijo y cuidad de mi pasionaria.