DÍA
DOCE
I. Los pensamientos
1. Es una planta pequeña que embellece nuestros jardines. De
entre sus hojas sale uno y más hilos guiados por sus botoncitos; revientan
éstos y ofrecen a nuestra vista flores pequeñas, pero muy finas y
singulares en su forma y color. No tienen olor, pero no todas las
perfecciones han de estar reunidas en una flor: únanse a la rosa y
francesillas y otras compañeras suyas, y juntas formarán un hermoso
compuesto.
II. La oración
2. Elevar a Dios nuestros pensamientos, esto es
oración. Nuestra alma ha sido criada para contemplar, ver y mirar a
Dios. Lo criado, lo visible y lo material ha sido puesto a nuestra vista
para elevar nuestros pensamientos a Dios criador, a Dios invisible, a Dios
inmaterial. Sin oración el hombre se envilece, se degrada, se materializa,
y se hace peor que los jumentos. De las veinticuatro horas ¿no
tenemos una destinada a ordenar los pensamientos y dirigir una mirada a
Dios, a Dios que nos mira, a Dios que no nos olvida, a Dios que desde
allá en su eternidad piensa en nosotros? ¡Ah! y las
veinticuatro horas enteras ¿se han de emplear en los negocios de la
tierra, de la carne y de la sangre? ¿no es justo, no es racional el
que consagremos una a pensar y mirar a Dios? ¡Qué digo yo! ¿una hora? ¿una
hora y nada más? ¿qué impide el que comamos, trabajemos y obremos teniendo
a Dios presente? Nada más que nuestro sensualismo.
III. Los pensamientos en María
3. Un solo pensamiento ocupó de lleno a María en
toda su vida, o, mejor diré, todos tendían, todos vinieron a parar
a un solo objeto, y fue: el hombre está perdido por la culpa; se ha
de salvar: Dios Salvador, Dios Redentor.
IV. Los pensamientos en las manos de María
4. ¿En qué piensas? En lo que amas. Donde está
el amor, está en el corazón. Y donde está el corazón, está la
cabeza no muy lejos y los pensamientos. ¿Piensas en Dios? ¿piensas bien
en Dios? ¿tienes en Dios pensamientos puros? ¿tienes de Dios aquella idea
alta, sublime, grandiosa, que corresponde a la realidad? Examínalo bien.
Vengamos a nuestro jardín: ¿cómo van nuestros pensamientos? Están
en flor… Recógelos todos, átalos, lígalos a la fe y al amor de Dios,
y preséntalos así recogidos a nuestra Señora, y dile:
Presentación de la flor
ORACIÓN. Madre: Mis pensamientos están ahora recogidos en
vuestras manos: presentadlos a Dios. Yo me obligo y comprometo hoy con la
presentación de este mi ramillete a vivir en adelante recogido en Dios, a
marchar en su presencia, a no olvidarle, a contemplar sus grandezas… Yo me
obligo a orar sin cesar como me manda el Evangelio. Ofreced mis votos
a vuestro Hijo: cuidad, ¡Oh bella y amable Jardinera, cuidad de mis
pensamientos! Ordenadlos; a vuestra fidelidad los fío.