DÍA
DIECISIETE
I. Los claveles
1. Después de las rosas y lirios síguense entre las
flores aromáticas los claveles. Son plantas muy comunes, fáciles en
su cultivo, florecen en todas las estaciones del año; varias en sus
colores, y abundan en sus productos. Su olor es de un gusto muy delicado.
II. La fortaleza
2. La fortaleza es la tercera entre las virtudes
cardinales. Tiene a su servicio la magnanimidad y la
magnificencia, la paciencia y la perseverancia. Tiene en las batallas
dos actos, que son: acometer y sostener hasta la muerte el terreno
conquistado. Adelanta y no retrocede, hace guerra ofensiva y
defensiva. Propuesto el bien que se ha de practicar, los medios
y modos por la prudencia; en el ejercicio, en el acto, en la
práctica, la fortaleza le sostiene firme, inmóvil, invariable y constante hasta
el fin, hasta la muerte. La clavelina, una vez puesta en el jardín, se
sostiene contra la intemperie de los tiempos y en medio de todas sus
vicisitudes da claveles en todas las estaciones del año. Pertenece a
esta virtud y a sus dependientes el don de fortaleza.
III. La fortaleza en María
3. María dio pruebas de su fortaleza en todo el curso
de su vida, pero especialmente en la pasión de su Hijo.
IV. [sin título]
4 Entra en el jardín de tu alma, y ve si están
floridas las clavelinas. Examina tu corazón. Propuesto el bien,
resuelto a practicar tal o cual otra virtud, en la ejecución ¿eres firme,
leal, constante? Venida por causa de tu virtud la persecución y la
contradicción ¿qué haces? ¿desfalleces? ¿retrocedes? Revístete de valor,
de fuerza y de ánimo; acomete con resolución cuantos actos
te proponga y mande ejecutar tu prudencia en orden a la vida; ordena
a Dios tu vida, y, planteado el orden, sosténle, y lucha con los
obstáculos hasta vencerlos: coge tu flor, y al ofrecer a tu Reina tus propósitos,
le dirás:
Presentación del clavel a María
ORACIÓN.
Señora:
Ahí está la flor de este día: es un clavel en ramillete. Os lo presento
como símbolo de un propósito que he concebido, y es el de poner orden a mi
vida, un orden a mis acciones, aquel orden que me dicta la con
ciencia, y el de mantenerle en medio de las vicisitudes
y contratiempos de este mundo, y perseverar en él hasta la muerte.
Seré fuerte con la fuerza que espero recibir de Dios por vuestra
mediación. Aceptad esta flor.