“EXILIO.” Reflexión diaria acerca de la Palabra de
Dios.
El rasgo
fundamental de la experiencia de fe del pueblo de Israel es reconocer a Dios que se
revela actuando en su historia. La Iglesia y cada uno de nosotros estamos
llamados a repetir esa misma experiencia de fe descubriendo a Dios que se
revela en nuestra historia, a través de la escucha de su Palabra y la oración.
El
Exilio será uno de los acontecimientos históricos que marcará la fe de pueblo
elegido. Tras la muerte de Salomón, se divide el reino. Tanto el norte como el
sur del país se verá en continuas amenzas y guerras que le llevarán a alianzas
y pactos con naciones vecinas y que implicarán la infidelidad a la alianza por
congraciarse con ellos y la desgracia de verse llevados al exilio (el reino del
Norte Israel en el año 722 y el reino del sur en el año 597).
La
fe del pueblo tambalea: pierden la tierra, pierden el rey, pierden el templo.
Lo ven como un castigo de Dios y como si se hubiese olvidado de su pueblo.
El
exilio en Babilio será una experiencia similar al estado de esclavitud de
Egipto: Israel caerá en la cuenta de su pecado e infidelidad, y Dios se servirá
de esto para llamarlos a la conversión y a renovar su fidelidad. Por medio de
esta situación el pueblo madurará en su fe en el Dios único y en una nueva
oportunidad de Dios volverá a su tierra para “restablecer” la alianza.
A
lo largo de la vida, el cristiano pasa por situaciones similares: hemos de
aprender a ver nuestra vida desde la fe y que todo nos sirva para crecer en
ella y en el amor de Dios. Las desgracias y los problemas no son queridos
directamente por Dios, pero él los permite porque siempre va a sacar de ellos
un bien mayor.