Meditación III
Jesús es digno de todo nuestro amor.
VIVA JESÚS!
Ó SEA
MEDITACIONES
SOBRE
LA INFANCIA Y VIDA OCULTA DE JESUCRISTO
San Enrique de Ossó, presbítero
Oración preparatoria
para antes de la meditación.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en quien creo y espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón y me pesa de haberos ofendido, por ser bondad infinita, a Vos consagro este cuarto de hora de oración para que me deis gracia eficaz para conocerme y conoceros, amaros siempre más que todos los corazones, y haceros amar por todos. ¡Oh Padre eterno, oh María Inmaculada! dadme a conocer a vuestro Hijo Jesús, señor san José y santa Teresa de Jesús, descubrid a mi alma los encantos y perfecciones de vuestro Jesús, para enamorarme de sus bondades y hermosura, y ser toda de Jesús ahora y siempre. Amén.
Composición de lugar.
Imagina que se te presenta el divino Niño Jesús bajo la forma agraciada de pastorcillo de las almas, que tiene en su mano la marca que dice: ¡Viva Jesús! Imagínate tú, su ovejuela, hasta hoy descarriada, postrada a sus pies, convertida y desengañada, y que le pides que te marque por suya y grabe en tu exterior, y en lo más íntimo del corazón: Viva Jesús mi amor: soy toda de Jesús mi Redentor.
***
Meditación III
Jesús es digno de todo nuestro amor.
Punto primero. No puedes vivir sin amar, hija o hijo mío. Así como es natural al fuego el calentar, así al corazón el amar. Además es tu corazón de condición tan noble, que no puede amar sino lo bueno y hermoso… ¡Mas ¡ay! que por falta de reflexión amas cosas que solo en la apariencia son buenas…! Y eso te perderá. No tienes cosa más preciosa que el amor… Ama, pues, hija o hijo mío, pero cuidado con lo que ames. Yo quiero mostrarte un objeto digno de todo tu amor, y este es Jesús, Hijo de Dios e hijo de María. Como Hijo de Dios tiene todas las perfecciones infinitas. Es infinitamente bueno…, hermoso…, justo…, compasivo; en una palabra, hay en Él todos los tesoros de la sabiduría y riqueza del Padre. ¿No le amarás, pues, con todo tu amor?... El Padre eterno tiene todas sus complacencias en su Hijo Jesús; ¿será más exigente tu corazón?, ¿no se contentará con lo que se contenta Dios? Ama, pues, a Jesús con todo tu corazón.
Punto segundo. Mas como sabe el Señor, Dios de tu corazón, que te roban el amor las cosas sensibles, quiso también revertirse de nuestra naturaleza y presentarse a tus ojos como un objeto digno de todo tu amor. Él es Jesús, el más hermoso y agraciado de todos los hijos de los hombres. Sus ojos piadosos y hermosos con su mirada robaban los más distraídos corazones. Su voz dulcísima conmovía y alegraba a las almas…; su trato delicadísimo, su Corazón compasivo cautivaba a los pecadores…, y en su rostro divino y en toda su persona bullía el fuego del divino amor que enardecía las voluntades y arrastraba en pos de sí todo el pueblo, forzándose a exclamar: Jesús todo lo ha hecho bien. ¿No amarás a tan bondadoso Señor? ¿Para todos tendrás amor menos para Jesús? No es posible. Es el que más merece tu amor.
Punto tercero. Además, solo Jesús es en verdad todo tuyo. No hallarás un solo latido de su Corazón, ni una sola potencia de su alma, ni un sentido de su cuerpo que no haya trabajado y padecido para probarte su amor. Naciendo se te dio por compañero, en el Sacramento del altar se te da por alimento, muriendo fue tu precio y rescate, y en el cielo será tu premio. Y para que no le pudieses negar tu amor por ningún pretexto, se presenta, ya bajo la forma agraciada de niño inocente, ya de adolescente o joven gallardo. Como le deseas le hallarás. Todo amable siempre, todo deseable. Si hallas en este mundo, hija o hijo mío, persona más amable y más bienhechora para ti que Jesús, ya te doy permiso para que le ames más que a Él… Mas, ¡ay! no le hallarás, no te canses, no; no es posible. Por esto la caridad de Jesús nos estrecha, nos fuerza, nos oprime. ¿Quién dejará de amar a tan amante Señor?... Nadie que tenga un poco de juicio y de buen gusto… Solo los que desean ser infelices en el tiempo y por toda la eternidad dejan de amarle… ¡Oh hija o hijo mío!, ama a Jesús, vive por Jesús, trabaja por Jesús y tu corazón tendrá contentamiento y hartura, felicidad y paz. Donde reina el amor de Jesús, allí está el cielo; donde no reina, no hay más que muerte o infierno. ¡Oh mi amado Jesús! Vos solo seréis en adelante el objeto de mi amor. Solo amaré a las criaturas en Jesús y por Jesús, y en cuanto me inflamen más en su amor. Quiero ser toda de Jesús, el más amable de los amantes, el Dios de mi corazón ahora y siempre. Amén.
Fruto. Cuando se me presente algún objeto que solicite mi amor, exclamaré siempre: Soy de Jesús, todo por Jesús. Os amo, Jesús mío, sobre todas las cosas; aumentad mi amor hacia Vos. Viva Jesús, mi amor.
Padre nuestro y oración final.
Oración final para todos los días.
Os doy gracias, Jesús de mi corazón, por el conocimiento y amor de Vos que me habéis comunicado en este cuarto de hora de oración, y por los santos propósitos que me habéis inspirado para conoceros y amaros y haceros conocer y amar de otros corazones… Os lo ofrezco todo a vuestra mayor honra y gloria… ¡Oh Padre eterno! Por María, por José y Teresa de Jesús, dadme gracia para decir siempre con toda verdad: Viva Jesús mi amor; soy toda de Jesús en vida, en muerte y por toda la eternidad. Amén.
***
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos!
*
Ave María Purísima, sin pecado concebida.