viernes, 10 de enero de 2025

11. SILENCIO DEL NIÑO JESÚS. SAN Enrique de Ossó

 

Meditación XI

Silencio del Niño Jesús

 

¡VIVA JESÚS!

Ó SEA

MEDITACIONES

SOBRE

LA INFANCIA Y VIDA OCULTA DE JESUCRISTO

San Enrique de Ossó, presbítero

 

Oración preparatoria

para antes de la meditación.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, en quien creo y espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón y me pesa de haberos ofendido, por ser bondad infinita, a Vos consagro este cuarto de hora de oración para que me deis gracia eficaz para conocerme y conoceros, amaros siempre más que todos los corazones, y haceros amar por todos. ¡Oh Padre eterno, oh María Inmaculada! dadme a conocer a vuestro Hijo Jesús, señor san José y santa Teresa de Jesús, descubrid a mi alma los encantos y perfecciones de vuestro Jesús, para enamorarme de sus bondades y hermosura, y ser toda de Jesús ahora y siempre. Amén.

 

Composición de lugar.

Imagina que se te presenta el divino Niño Jesús bajo la forma agraciada de pastorcillo de las almas, que tiene en su mano la marca que dice: ¡Viva Jesús! Imagínate tú, su ovejuela, hasta hoy descarriada, postrada a sus pies, convertida y desengañada, y que le pides que te marque por suya y grabe en tu exterior, y en lo más íntimo del corazón: Viva Jesús mi amor: soy toda de Jesús mi Redentor.

 

***

Meditación XI

Silencio del Niño Jesús

 

Punto primero. Es el silencio una virtud muy necesaria a todos los cristianos, y mucho más a las almas de oración. Sin el amor al silencio no oirás la voz de Dios, que habla a las almas recogidas... Jesucristo, maestro de todas las virtudes, debía darte también ejemplo de la virtud del silencio... Por ello el Verbo, Palabra del Padre eterno, se presenta al mundo hablador, como mudo y sin palabra, para que aprenda de Él y se confunda. Jesús, que podía con una sola palabra confundir a todos los sabios del mundo, calla... Escoge el nacer fuera del bullicio de la ciudad, para indicarnos su amor a la soledad y al silencio... María y José, los pastores y los Magos, en silencio le adoran... No habla Jesús, mas ¡cuántas cosas dice con su silencio!... Hijo de Dios, vestido de carne rodeado de pobreza, escoge, como maestro soberano, la cueva de Belén para escuela, el pesebre para cátedra, de donde te clama con sus obras que desprecies la riqueza, ames la humillación, te abraces con la cruz... ¿No oyes, hija o hijo mío, las voces que te da tu Jesús desde el pesebre?... Todo en Jesús te predica que desprecies lo que el mundo adora, y ames lo que el mundo desprecia... Feliz tú si en la soledad de la oración oyes su voz y la sigues: serás siempre feliz.

 

Punto segundo. ¿Cómo imitas, hija o hijo mío, tan divino ejemplo?... ¿Eres amante del silencio, o eres habladora? El silencio es la patria de las almas grandes... Si quieres ser animosa y capaz de grandes empresas, no te derrames en conversaciones frívolas. Habla poco, y pocas veces tendrás de qué arrepentirte... Habla poco y obra mucho..., predica más con tus obras y buen ejemplo que con tus palabras... Así moverás los corazones al amor de Jesús... ¿Eres habladora? Ni Dios ni los hombres te confiarán sus secretos... Las mujeres, hija mía, tenéis fama de locuaces. Nuestra primera madre Eva se perdió por hablar demasiado… María nos salvó hablando tan solo lo conveniente. Imita a Jesús y a María y prefiere ser tildada de callada que de locuaz. ¡Oh si supieseis callar vosotras, mis hijas, cuantos pecados se evitarían!... La mayor parte de las miserias del mundo se remediarían... ¡Quién me diese, Jesús mío, alas como de paloma para volar y descansar en silencio al lado de tu cuna en Belén! ¡Quién pudiese huir de esta Babilonia para morar en soledad, y en silencio meditar tus grandezas, elevándome sobre las ruindades de esta tierra! A lo menos, Jesús mío, en la soledad de la oración te miraré y contemplaré con amor, y mi silencio, aunque nada diga mi lengua, te hablará.

¡Oh hermoso silencio de mi divino Jesús, más elocuente que todas las palabras de los hombres! ¿Cuándo te sabré imitar? ¿Cuándo, Jesús de mi alma, encerrado en esta gruta de Belén, me hablarás al corazón provocándome a amarte sobre todas las cosas? No lo retardes, Jesús mío, que el bullicio del mundo me cansa, las vanas conversaciones de los hombres me fastidian después de haber gustado la dulzura de tus palabras de vida eterna.

 

Fruto. Haré en mi corazón una celdilla solitaria, en donde en medio de las ocupaciones me recogeré a menudo para conversar con Jesús y consultarle todas mis obras, para amarle, acariciarle y adorarle. Viva Jesús.

 

Padre nuestro y la oración final.

 

 

Oración final para todos los días.

Os doy gracias, Jesús de mi corazón, por el conocimiento y amor de Vos que me habéis comunicado en este cuarto de hora de oración, y por los santos propósitos que me habéis inspirado para conoceros y amaros y haceros conocer y amar de otros corazones… Os lo ofrezco todo a vuestra mayor honra y gloria… ¡Oh Padre eterno! Por María, por José y Teresa de Jesús, dadme gracia para decir siempre con toda verdad: Viva Jesús mi amor; soy toda de Jesús en vida, en muerte y por toda la eternidad. Amén.

 

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Enrique de Ossó, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.